«La sociedad y el amor»

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Hay cosas que siento que tengo que decirle al mundo. Cosas que me han dolido y se han quedado en medio de mi garganta. Ese tipo de cosas que tienes que callarte, porque si las dices eres una intensa y una dolida.

La sociedad prohíbe sufrir por amores. Cosa que a parecer, es completamente absurda. Es decir, no puedes andar por ahí con el corazón roto porque eso te hace "débil" y debes seguir con tu vida como si nada hubiese cambiado en ti.

Pero nadie es capaz de decirte lo difícil que puede llegar a ser eso.

Desprenderse de una persona que formó parte de ti en muchos sentidos es realmente aterrador, es difícil y no duele. Quema.

Esa persona comienza a estar en todos lados. En frases, en sueños, en recuerdos, en olores, en objetos. En música. Y no es como si tuviésemos el poder de borrarnos la memoria y avanzar de un día a otro y ya. Tienes que enfrentarte a tu mente la cual proyecta su nombre las 24 horas al días.

A pensamientos que tienen plamado su rostro.

A sueños donde aparece.

Por un momento te desesperas, crees que la sensación de extrañar lo jamás se irá, y otras veces sientes que absolutamente nada te importa. No hay un punto medio en toda la situación, es como subirte a un sube y baja que tarda demasiado en detenerse.

Hay veces donde accionamos desde el dolor e inconscientemente le hacemos daño a la otra persona, de la misma forma en la que ella nos hace daño también. Otras, donde nos vemos en la obligación de llenar vacíos emocionales utilizando a otras personas en el proceso, cosa que a parecer no está del todo bien.

Pero al final, he llegado a una conclusión, y es no callar lo que sentimos, ni hacernos los fuertes ante las personas solamente para conseguir complacerlas. Porque somos humanos y tenemos total derecho y libertad de sentir sin ser juzgados, de llorar, de gritar, de sentir ese sentimiento fuerte en nuestro pecho. De amar.

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