«La cura de un complejo»

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Creí demasiado en mi complejo de salvadora.

Por mucho tiempo estuve conveciéndome de que podía sanar tu «niño interior» y realmente espero haberlo hecho. Porque puse cada fibra de mi cuerpo y me esmeré demasiado en sanar heridas que por naturaleza, no me correspondían.

Y no me malinterpreten. Me refiero a que hay cosas que tenemos que sanar en silencio, y solo si nosotros estamos dispuestos a hacerlo, pero en mi ignorancia, pensé que podía ayudarte a sanar.

Me convencí de que estaba dispuesta hacerlo, y esa frase de "el que persevera alcanza" siempre vivía en mí. Créeme, quise ayudarte como ni siquiera podía ayudarme a mí. Quise sanar tus heridas sin saber que tus heridas, eran contagiables.

Y ahora, yo también las tenía.

Una vez leí una historia donde un chico se había clavado una daga en el estómago cuya posición era en una pared. Su esposa, el amor de su vida, ante tanto dolor no aguantó, y lo abrazó, haciendo que la daga también traspasara parte de su cuerpo.

Justo así me siento, vida mía, como si tu daga también fuese abierto una herida profunda en mí.

Muchas veces me encargué de decirle a ese niño cuando lo amaba. Pero, ¿alguna vez ese niño me respondió con un "yo a ti"? Uno sincero, quiero decir.

Porque es que tus palabras me llenaban de vida, de esperanza, de fe en nuestro amor. Pero tus acciones se encargaron de matar cualquier sentimiento vivo en mí, y lamento decir que ya no hay marcha atrás.

Porque sé que esa herida puede cerrarse, solo que, para nuestra desgracia. La cicatriz perdurará ahí hasta el último de mis días.

Y esa cicatriz, tiene tatuado tu nombre.

¿Esa cicatriz tendría cura?

Podría decirse que sí, aunque lo dudo, porque es tan profunda que temo a que pueda borrarse. Porque siento miedo. De ti.

Es decir, adoraría acercarme, adoraría responderte los mensajes. Lo amaría. En serio. Pero no puedo hacerlo, no me puedo permitir a mí misma sufrir como una vez ya sufrí. No puedo permitir que suceda lo que ya sucedió, y saber que puede evitarlo y no lo hice, sería mi peor castigo.

Es jodido cuando amas a alguien, pero las cosas se dañaron tanto que simplemente, sabes que no pueden volver a estar juntos.

Es por mí bien.

Es por su bien.

Eso es lo que pienso siempre. Aunque a veces un pensamiento escurridizo se traslada a mi subconsciente y me hace perder la razón.

¿Y si para estar bien simplemente nos necesitamos?

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