Bakugo observó cómo Deku se alejaba, sintiendo que algo dentro de él se rompía. Sus labios se movieron, queriendo decir las palabras que no lograban salir. Con la voz casi inaudible y temblorosa, murmuró:
- Izu...ku...
Pero las palabras se apagaron antes de tomar forma, apenas un susurro que se perdió en el viento. Deku se detuvo por un segundo, creyendo haber escuchado algo, pero no estaba seguro de lo que era. Se giró un poco, sus ojos buscando a Bakugo, pero no vio ningún cambio en su expresión.
Confundido y dudando de lo que había oído, Deku sacudió la cabeza, pensando que tal vez solo había sido su imaginación. Con el corazón apesadumbrado, continuó su camino, alejándose lentamente.
Bakugo se quedó mirando, sintiendo una impotencia desesperante. Había intentado decirlo, había querido detenerlo, pero su cuerpo simplemente no respondió.
- Maldita sea. -pensó, mientras veía a Deku desaparecer en la distancia. - Por qué no pude...?
Los pasos de Deku resonaron cada vez más lejos, y Bakugo sintió cómo la distancia entre ellos no era solo física, sino emocional. Y mientras sus piernas seguían inmóviles, su mente gritaba en silencio, deseando que Deku se diera la vuelta. Pero Deku siguió adelante.
Mientras Deku se alejaba, no podía quitarse de la cabeza la extraña sensación que había sentido momentos antes. Era como si una sombra de duda se hubiera instalado en su corazón, una inquietud que no lograba comprender del todo. Sus pasos eran lentos, casi pesados, como si algo invisible lo estuviera reteniendo. Se detuvo un momento, cerrando los ojos y tratando de entender lo que lo inquietaba.
- ¿Por qué siento esto, acaso trató de decirme algo? - se preguntó Deku.
Recordó la expresión de Bakugo, esa mirada que, aunque parecía tan indiferente como siempre, tenía algo distinto, algo que no había podido descifrar.
- ¿Fue mi imaginación? -pensó, inseguro. Había creído escuchar su nombre en el viento, pero cuando se giró, Bakugo no había dicho nada, y su rostro no mostraba ningún cambio evidente. Aun así, esa sensación no lo dejaba en paz.
- Él siempre ha sido así, fuerte, decidido, a veces cruel... pero también... También ha sido mi rival, mi amigo, y alguien a quien siempre he admirado, incluso cuando no quería admitirlo. ¿Es posible que estuviera tratando de decirme algo? ¿Algo que no pudo expresar?
El corazón de Deku latía con fuerza mientras esas preguntas se acumulaban en su mente. No podía evitar sentir que había algo que se estaba perdiendo, algo importante que no había logrado captar. Pero al mismo tiempo, no quería ser el que siempre interpretara mal las cosas, el que siempre diera un paso más cuando no era necesario.
- Quizás... quizás solo soy yo, queriendo ver algo que no está ahí- pensó, aunque no estaba del todo convencido. -¿Será que... él también siente algo similar?
Pero al final, Deku sabía que no podía hacer nada si Bakugo no decidía dar el primer paso. Y aunque lo que realmente deseaba era volver, girar sobre sus talones y enfrentarlo una vez más, sabía que no podía obligar a Bakugo a hablar.
- Si él quiere que lo sepa, me lo dirá algún día- se dijo, tratando de convencerse.
Deku avanzaba por el frío y oscuro laberinto subterráneo del laboratorio, sus pasos resonando en el silencio opresivo. A cada giro, las paredes de metal y concreto se sentían más estrechas, como si el propio lugar intentara aplastarlo.
- ¿Dónde estará Bakugo?- pensó, aunque intentaba centrarse en encontrar una salida.
La preocupación por su compañero no lo abandonaba, aun cuando trataba de convencerse de que Bakugo podía cuidarse solo.
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Un Laberinto De Sentimientos
RomanceDurante una misión de rescate, Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo quedan atrapados en un antiguo laboratorio subterráneo. Con el tiempo y los recursos en su contra, la cercanía forzada hace que Bakugo comience a ver a Deku de una manera nueva. Mientras...