Al otro lado de la pared cap. XVI

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En ese momento, había sentido un profundo dolor, pero lo había ignorado, creyendo que Bakugo solo estaba siendo el mismo de siempre: testarudo, orgulloso, y demasiado confiado en su propia fuerza. Pero ahora esas palabras resonaban con una nueva intensidad.

- ¿Es esto lo que quería?- pensó Deku, su mente atormentada por la duda.

- ¿Quería que me mantuviera alejado... incluso si significaba que él estaría solo en una situación como esta? ¿Y si él realmente no quiere que lo encuentre? ¿Y si está mejor solo, sin mí complicándole las cosas?- se preguntó, con el corazón pesando como una piedra.

Después de todo, Bakugo había sido claro: no quería a Deku a su lado. Entonces, ¿qué derecho tenía de interferir, de forzarse en la vida de Bakugo una vez más, cuando claramente no era bienvenido?

Pero al mismo tiempo, otro pensamiento comenzó a surgir, combatiendo esa duda. Deku sabía que Bakugo siempre había sido así, que su manera de proteger a los demás era manteniéndolos a distancia, cargando él solo con el peso de cualquier amenaza. Pero eso no significaba que no necesitara ayuda, que no quisiera, en lo más profundo, que alguien estuviera allí para él.

- ¿Y si... esta vez no puedo salvarlo?- se preguntó, sintiendo un nudo formarse en su garganta. La desesperación lo llenaba, el miedo a hacer lo incorrecto, a empeorar las cosas para Bakugo, pero entonces, otra imagen se formó en su mente: la de un Bakugo solitario, atrapado en la oscuridad, luchando por sobrevivir, pero demasiado orgulloso para pedir ayuda.

Ese pensamiento lo sacudió. ¿Realmente podía dejarlo solo, sabiendo que quizás lo necesitaba, aunque nunca lo admitiera? Deku respiró hondo, cerrando los ojos mientras intentaba calmar su corazón acelerado. Las palabras de Bakugo seguían resonando, pero esta vez, decidió mirarlas desde otro ángulo.

- Me dijo que me mantuviera lejos, pero… ¿y si eso solo fue por orgullo? ¿Y si lo que realmente necesita es que lo encuentre, que lo saque de aquí, aunque él no quiera admitirlo?

Deku abrió los ojos. No podía simplemente rendirse. Conocía a Bakugo, lo conocía mejor que nadie. Sabía que detrás de esa cara dura y arrogante, había alguien que no quería estar solo, alguien que, en su manera complicada, apreciaba la compañía, aunque fuera solo en las sombras.

- No importa lo que haya dicho, no voy a dejarlo solo aquí, no cometeré el mismo error

Bakugo podía decir lo que quisiera, podía intentar empujarlo lejos, pero Deku sabía que la verdadera fortaleza no estaba en estar solo, sino en aceptar que a veces, todos necesitamos ayuda. No importaba cuánto Bakugo intentara alejarlo, Deku no iba a abandonarlo. No cuando lo necesitaba.

Agarrando fuerzas, Deku volvió a examinar la habitación, buscando cualquier pista que lo guiara hasta donde Bakugo estaba atrapado.

- Voy a sacarte de aquí, Bakugo- murmuró.

Bakugo estaba atrapado en la oscuridad, cada aliento un recordatorio del dolor que le atravesaba el costado. Sabía que algo no estaba bien, que la caída había hecho más daño del que quería admitir. Pero admitirlo significaría aceptar la debilidad, y eso era algo que Katsuki Bakugo nunca haría. Nunca

Cada movimiento que intentaba realizar era una tortura. Sentía como si un fuego abrasador le quemara por dentro, irradiando desde su costado y extendiéndose por todo su cuerpo. Sabía que debía tener al menos una costilla rota, tal vez dos, pero no podía permitirse pensar en eso. Se mordió el labio, intentando ahogar los gemidos de dolor que amenazaban con escaparse. No iba a mostrar debilidad, no aquí, no ahora.

- Tengo que salir de aquí.

Se empujó a sí mismo para ponerse en pie, apoyándose en la pared, pero sus piernas temblaron, y cayó de rodillas antes de poder estabilizarse. Un grito ahogado se escapó de su garganta, seguido de una serie de maldiciones que resonaron en la pequeña cámara.

Un Laberinto De SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora