"No voy a perder a mi Deku" cap. VI

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Cuando finalmente se detuvo, Bakugo se apartó bruscamente, levantándose de un salto.

- ¿Estás bien?" preguntó, aunque su tono intentaba sonar indiferente.

Deku asintió, aún aturdido.

-Gracias... por protegerme.

Bakugo resopló, intentando ocultar el leve sonrojo en su rostro.

-No necesito tus agradecimientos, solo sigue adelante y no te mueras, ¿entendido?

Deku sonrió levemente, notando la preocupación oculta en las palabras de Bakugo. Sin decir más, se pusieron de pie y continuaron, ahora caminando más juntos, una silenciosa promesa de que cuidarían el uno del otro.

Avanzaban por el laberinto, cuando de repente una ráfaga de viento les arrebató el aliento. Las paredes empezaron a cerrarse de nuevo, pero esta vez más rápido y sin salida a la vista. Sin tiempo para pensar, Bakugo agarró a Deku por el brazo, tirándolo hacia él, hasta que sus cuerpos chocaron.

- ¡Kacchan, qué-!

- No voy a perderte aquí, Deku- dijo Bakugo, su voz un susurro cargado de desesperación. Sus ojos, usualmente llenos de fuego, ahora mostraban algo más: miedo.

Bakugo ya no aguantaba estar tanto tipo encerrado, y menos con el peliverde. Estando tanto tiempo en situaciones de alta intensidad hacian salir a la luz lo que realmente pensaba sobre Deku. Bakugo nunca fue bueno en expresarse, la situación de estar encerrados en ese laberinto tan grande le daba un gran empujón, un empujón que él no podía controlar

El contacto entre ellos era eléctrico. Deku podía sentir el latido frenético del corazón de Bakugo contra su pecho.

- Kacchan...

- Cállate- respondió Bakugo, pero su tono era quebrado. Sus manos apretaron los hombros de Deku, como si temiera que pudiera desvanecerse en cualquier momento.

Deku, sintiendo esa intensidad, levantó una mano y la colocó sobre la de Bakugo.

- Estoy aquí.- dijo Deku con una leve sonrisa para tranquilizarlo

Por un segundo, el mundo se detuvo. Ninguno de los dos se movió, solo el sonido de sus respiraciones llenaba el espacio cada vez más estrecho. En ese instante, los muros dejaron de importar; lo único real era la promesa silenciosa que se compartieron en esa mirada.

- Entonces no me sueltes.- susurró Bakugo, con la voz temblando de una emoción que rara vez dejaba ver.

Bakugo, en esa escena tensa, lo abrazó fuerte. Jamás había abrazado tan fuerte a alguien. Prosiguió ocultando su cara en el hombro de Deku, para que el peliverde no viera su cara de desesperación

- Jamás.- respondió Deku, sin dudarlo.

El tiempo se aceleró de nuevo, y ambos reaccionaron, lanzándose hacia la única dirección que quedaba. Pero ahora, a pesar del caos que los rodeaba, había algo claro entre ellos: una conexión que ninguna pared podría romper.

El laberinto parecía volverse más oscuro a cada paso, y de repente, una fuerza invisible separó a Bakugo y Deku. Bakugo, atrapado contra una pared, gritó:

- ¡Deku, mantente a salvo!

Deku, en el centro de la habitación, sintió el peso de la presión invisible. Sus miradas se encontraron, y en un momento de desesperación, Deku lanzó un golpe con One For All hacia la pared que los separaba. La fuerza del impacto hizo temblar la estructura, y la barrera se rompió, permitiendo a Bakugo moverse nuevamente.

Bakugo, con el rostro enrojecido por la furia y la preocupación, se lanzó hacia Deku, sus manos temblando al tocarlo.

- No quiero perderte, maldito idiota.- dijo, su voz cargada de emociones.

Deku, con el corazón latiendo rápido, agarró a Bakugo por los hombros.

- No te voy a dejar, no aquí.- respondió, sus palabras firmes a pesar de la tensión.

Mientras Bakugo y Deku avanzaban con dificultad, una sombra oscura se deslizó por el suelo, atrapando a Deku en un abrazo implacable. Antes de que pudiera reaccionar, una fuerza invisible levantó a Deku del suelo y lo arrastró hacia una abertura oculta en la pared.

- ¡Deku!- gritó Bakugo, extendiendo una mano en un intento desesperado por salvarlo, pero la fuerza lo empujó hacia atrás.

Deku miró a Bakugo con terror, sus ojos abiertos en una súplica silenciosa.

- ¡Kacchan, ayúdame! exclamó, su voz desvaneciéndose mientras desaparecía en la oscuridad.

Bakugo, paralizado por la desesperación, se lanzó contra la pared con una explosión, intentando crear una apertura para seguirlo, pero la abertura se cerró con un estruendo, dejándolo solo. Su grito de frustración y dolor resonó por el laberinto vacío.

El rostro de Bakugo estaba contorsionado por la angustia. Se arrodilló, golpeando el suelo con sus puños, la rabia y el dolor mezclándose en su expresión.

- ¡No...! ¡Deku, no!

Se quedó allí, en medio de la oscuridad y el silencio, su cuerpo temblando con la intensidad de su tristeza. La única persona que le había mostrado un amor incondicional estaba ahora en manos desconocidas, y la culpa y el miedo lo abrumaron.

- No puedo perder a mi único amigo- dijo Bakugo mientras golpeaba el suelo con rabia y dejando caer lágrimas, unas lágrimas que hace mucho no fueron vistas.

Un Laberinto De SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora