-No estoy aquí por mucho tiempo
Atrápame o me iré como Houdini, demuestra que tienes derecho a complacerme...
-Te atraparé y te demostraré que tengo el derecho a complacerte y aunque esta noche no me digas tu nombre, voy a ser tu hombre.
-Historia c...
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Jungkook emerge del ascensor con la confianza de un rey, sus pasos largos y elegantes resonando en el silencio del pasillo. Su mirada se desliza hacia su secretario, con un destello de autoridad en sus ojos.
—Park, a mi oficina—ordena con una voz baja y suave, pero llena de mando.
Taehyung se apresura a seguirlo, Jungkook cruza el umbral de su oficina, un espacio impresionante con ventanas que se extienden desde el suelo hasta el techo, ofreciendo una vista panorámica de la ciudad. Se dirige hacia su escritorio, un monolito de madera oscura que parece absorber la luz a su alrededor.
Mientras se sienta en su silla de cuero negro, Jungkook le lanza una mirada a Taehyung.
—Buenos días por cierto jefecito—saluda con una sonrisa, sentándose al frente del azabache.
—Que buenos días ni que buenos días—resopla recargando su peso en sus codos.
—Amanecimos bravos eh—entrecierras sus ojos—¿que pasó?—inquiere con toda la confianza del mundo.
—Pasa, que ayer no fuiste a la discoteca y apareció...—su nariz se arruga en molestia, Taehyung comprende y se ríe para sus adentros—si hubieras ido, ya tuvieras información de él.
—Señor ni que fuera flash como para ya tenerle la información de un día para otro—suelta y Jungkook arruga su frente, recostándose en su asiento. —creo que ni flash podría, no se pase señor jefe.
—Qué confianzudo eres—Jungkook dice con una sonrisa burlona, relamiendo sus labios mientras niega con la cabeza. —Como sea—con un tono indiferente. De repente, se levanta de su silla y saca una bolsa de papel marrón que había pasado desapercibida para Taehyung, una camisa negra y se la tira en la cara el castaño, quien suelta un quejido sorprendido mientras la tela le cubre los ojos.
—¡señor que le pasa!—se quita la tela del rostro, sus labios están fruncidos.
—¿notas algo diferente?—pregunta y Taehyubg frunce su ceño, mientras Jungkook rueda los ojos y señala la camisa con un gesto exagerado.
—¿Es suya?—Taehyung inquiere, su voz llena de curiosidad, mientras su mirada se posa en la camisa como si fuera un objeto de interés.