CAPÍTULO 14

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Puso su mano sobre la mata de risos oscuros que era la cabeza de su esposo. Con los ojos cerrados se concentró en la sensación de su lengua lamiendo y explorando su sexo con fervor. Dioses, Jon sabía usar mejor su boca así que cuando hablaba.

Sus piernas estaban sobre los hombros de Jon, ella recargada sobre sus hombros y con la cabeza inclinada hacia atrás. Movía sus caderas para presionar más contra él. Las manos ásperas de Jon se aferraban a sus muslos y caderas, intercalando entre cada uno por unos segundos. Después su mano derecha fue a uno de sus pechos, masajeándolo en círculos antes de pellizcarle el pezón, y los dedos de su izquierda entrando en ella mientras su lengua se concentraba en su perla.

Dany no sintió vergüenza al dejar salir sus gemidos. Abrió los ojos y miró hacia abajo, donde Jon tenía su cara bien enterrada entre sus piernas. Su mata de cabello oscuro contrastaba con el pequeño mechón de vello platinado de su sexo.

Había amanecido hacía una hora, justo cuando Dany había sentido a Jon a su lado, tan desnudo como en su nacimiento, duro contra su vientre. Desde su noche de bodas ninguno de los dos pasó las noches solos. Recordó vagamente la vez, dos días después de la boda, cuando lo mandó a llamar como una especie de broma. Jon entró a su habitación con las mejillas sonrojadas y su cabello mojado pegándosele a la frente. Esa noche Jon la tomó con su espalda contra la pared y sus bocas unidas durante todas sus embestidas.

Arqueó la espalda cuando llegó a su clímax. Miró hacia abajo para ver los ojos grises de Jon sobre ella. Juró que él estaba sonriendo, su lengua aun moviéndose y dos de sus dedos dentro de ella.

Jon se levantó. «Esta es la única forma de tenerte arrodillado», pensó Dany, viendo por completo a su esposo con lujuria. No perdió el tiempo y tomó su miembro en su mano y lo acarició, sacándole gemidos y gruñidos con cada caricia.

Ese sería su última vez por un buen tiempo. Jon volvería al norte después de haber recibido noticias duras y alegres. Los muertos avanzaban por Eastwatch, la Guardia Nocturna marchó al norte del muro para cazar al espectro y los hermanos de Jon, Arya y Bran, estaban vivos y en Winterfell. No lo vería hasta que trajera su prueba y ella marchara a King's Landing para derrocar a la usurpadora.

Cuando Jon la embistió, Dany dejó de pensar en su pronta partida y cómo extrañaría tenerlo dentro de ella. Se arrepintió un poco no haberlo tenido antes. No había estado con nadie desde Daario en Meereen y ahora se dio cuenta de que necesitaba desestresarse más seguido de todos sus deberes como reina.

Jon limpió con una toalla mojada en medio de sus piernas y luego se levantó buscando a tientas una bata para cubrirse. Dany hizo lo mismo; ambos irían a su última reunión en la mesa tallada.

—Deberías cubrirte esa marca en el cuello, no creo que puedas soportar más bromas de Tyrion, Jon —comentó Dany, señalando una marca roja cerca de su pulso que le había hecho la noche anterior. Tenía más, unas en su cuello y otras que podría cubrirse con sus pieles, al igual que ella podría cubrirse las propias con sus vestidos.

—Los Otros me llevan —gruñó Jon, pasando una mano sobre la marca—. Esta es la tercera vez, Daenerys —Dany solo rió y buscó un poco de agua—. Si Tyrion vuelve a comentarlo, lo colgaré de una percha.

—No creo que estuviera en los términos poder amenazar a los aliados, Jon. Pero debo admitir que me gustaría verlo colgado como una lámpara.

Jon se asomó al pasillo para ver si nadie estaba rondando por allí. Seguro de estar solo, se despidió de ella vacilante, algo que se le estaba haciendo costumbre desde que lo llevó a su cama la primera noche.

Dany se dejó caer en su cama cuando Jon se fue. Era extraño en todo lo que se había convertido su vida desde que dejó Meereen. Ahora tenía otro esposo por conveniencia y una guerra tan cercana que ya le soplaba la nuca. Jon era... No sabía cómo relacionarlo. Era un buen amante en la cama, un poco tímido al principio, pero después se volvía ansioso y dejaba escapar al lobo de su interior. Lo había vigilado de cerca desde que se formó el vínculo con Rhaegal y no se sorprendió que él siempre estuviera alerta de todo lo que sucediera a su alrededor.

Los sueños de la Reina | GOT fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora