Ova

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Lancelot, el héroe legendario - Parte 2

No recuerdo mucho, aparte de un dolor inimaginable. Sentí como si cada célula de mi cuerpo estuviera sufriendo una combustión espontánea ante la mirada de la diosa de intenciones cuestionables.

No, más bien como si una fila de 23 personas estuviera lista para patearme en la entrepierna hasta hacerme sacar espuma por la boca.

¿Suena mal, eh? Ahora multiplícalo por tres mientras tienes una experiencia extrasensorial donde contemplas el momento en que te concibieron tus padres.

Sí, definitivamente mi mente se rompió un poco. Y tengo esta maldita alucinación de mi amigo dándome sermones cada dos minutos. Por alguna razón, la voz de este último se hace más y más fuerte y no para de gritarme que me voy a ahogar si no me despierto.

Esperen, ahora que lo pienso, ¿por qué no puedo moverme con facilidad?




Es como si estuviera bajo el ag...



¡MIERDA!





Grité y maldije en mis pensamientos mientras intentaba respirar por reflejo, pero solo llené de agua mis pulmones . No sé si pasó una hora o dos, pero finalmente logré llegar a la orilla luego de una cantidad monumental de ezfuerzo y posteriormente me desplomé ahí mismo.


¿De verdad era necesario que mi primera interacción en este mundo extraño fuera ser arrojado a un inmenso lago? Estúpida diosa del dem...


Antes de acabar la frase, sentí como si me hubieran dado una descarga de 7000 voltios lo que e confirmo que la diosa esa me escucho.

—Oye, maldito gil... despiértate o probablemente termines igual que los que descubrieron la corrupción de su país,—declaró con molestia la alucinación de mi amigo, mientras abría los ojos con dificultad, solo para ver un zapato estrellándose contra mi rostro una y otra vez, seguido de la voz de... ¿una chica?

—¡DESPIERTA, BELLA DURMIENTE, QUE TIENES TRABAJO POR DELANTE, MALDITA RUBIA BASTARDA! —me gritó una chica pelirroja de ojos verdes, de aproximadamente 15 años, mientras estampaba mi cabeza contra el suelo con su tacón.


Cinco minutos más, mamá... no quiero ir a la escuela... aún es domingo.


Todavía estaba más dormido que despierto y al borde del colapso. Acababa de nadar no sé cuántos metros después de sufrir el dolor físico y mental más intenso que jamás había experimentado y Me costaba bastante distinguir lo que era una alucinación y lo que no, pero definitivamente ser pisado por una pelirroja ardiente siempre fue uno de mis fetiches, así que puedo asegurar que es un sueño agradable.


—¿¡¡¡NO ME ESTÁS ESCUCHANDO!!!? ¡¡¡LEVÁNTATE Y REACCIONA, IMBÉCIL!!! —me gritaba nuevamente la pelirroja de mis fantasías mientras me levantaba y empezaba a abofetearme el rostro una y otra vez.

Joder, qué buen sueño estoy teniendo, definitivamente no quiero despertarme...

Miré a la pelirroja, tratando de descifrar si era real o solo otra manifestación de mi mente fracturada. Sus ojos intensos parecían atravesar mi alma, y su postura desafiante dejaba claro que no se detendría hasta que la escuchara, y seré honesto, eso me prende jejeje.


-¡DEJA DE SONREÍR, MIERDA, Y ESCUCHA CUANDO TE HABLAN! -dijo la pelirroja, ya completamente harta de mi actitud. Me arrojó al suelo para luego darme un gran pisotón en la entrepierna.

Eso me sacó de mi estado semi-consciente, pero me hizo hacer el grito menos masculino que existe.

—Realmente nunca dejas de ser el mayor espanta mujeres que conozco, independientemente de la realidad en la que estemos, -me habló la alucinación de Rei mientras se cruzaba de brazos y me daba una mirada muerta. Aunque para ser honesto, no le presté atención porque estaba demasiado ocupado retorciéndome en mi propia agonía.

Un isekai raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora