Los planes de Dios

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El infierno no es el castigo divino, sino el reflejo de los pecados que no hemos sabido afrontar...





















...Retomando lo acontecido...

La camioneta avanzaba a trompicones por la carretera desierta, el motor rugiendo con un sonido grave y enfermo. Camilo mantenía las manos firmemente apretadas sobre el volante, sus nudillos blancos por la fuerza con la que lo sostenía.

Sus ojos, desorbitados por el miedo, escudriñaban la carretera frente a ellos, pero su mente no podía apartarse del recuerdo de la criatura que los había atacado.

Sus ojos, desorbitados por el miedo, escudriñaban la carretera frente a ellos, pero su mente no podía apartarse del recuerdo de la criatura que los había atacado

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(Hecho por mi)

Era un ser de pesadilla, una amalgama desfigurada y horrenda, con extremidades largas y huesudas que terminaban en garras afiladas. Su rostro, si es que podía llamarse así, era una máscara de horror completa. Parecia estar cocida a su cuerpo la cabeza de una cabra negra la cual carecia de la mandibula inferior, ojos negros y vacíos que destilaban una malicia insondable.

Su cuerpo, cubierto de un pelaje grisáceo y ensangrentado, parecía retorcerse y cambiar de forma mientras se movía, como si no estuviera completamente anclado a este mundo.

El primer ataque había sido un desastre. La criatura había salido de la nada, cayendo sobre la camioneta con la fuerza de un tren en marcha. El impacto había sido tan violento que el vehículo se había desviado de la carretera, estrellándose contra un árbol.

Camilo apenas había tenido tiempo de reaccionar antes de que la cosa empezara a destrozar el techo de la camioneta con sus garras.

El sonido del metal cediendo y el rugido de la criatura se mezclaban en una cacofonía que resonaba en sus oídos, mientras él intentaba desesperadamente mantener el control del vehículo.

- ¡ARGHH MALDICIÓN! -gritó mientras la camioneta daba un brusco bandazo, tratando de sacudirse a la criatura. Pero la cosa no cedía; sus garras se aferraban al metal, rasgando y desgarrando mientras se arrastraba hacia adelante, su cuerpo retorciéndose de manera antinatural.

Helpy, sentada en el asiento del copiloto, estaba paralizada por el miedo. Sus ojos estaban fijos en el techo del vehículo, donde la criatura había perforado un agujero con sus garras.

La sangre negra y espesa del monstruo goteaba a través del agujero, salpicando su rostro y sus ropas. El olor a hierro y putrefacción llenaba el aire, haciéndola sentir náuseas.

- ¡NO DEJES QUE TE TOQUE ESE LIQUIDO! -gritó el pelirrojo, su voz cargada de pánico. Intentó girar bruscamente el volante, pero la criatura se mantenía firme, arrastrándose cada vez más cerca del parabrisas.

FNAF/FNIA: [El Infierno en la Tierra: Una historia que ya fue contada...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora