En alguna parte de los Tuneles de Set....
En la lejanía de los sustos y las expresiones, en un lugar donde el terror cobraba un sentido real y más perturbador, se encontraba un paraje que pocos se atrevían a visitar.
Allí, la gente se probaba a sí misma adentrándose en recovecos donde la luz de la luna no tenía cabida, y reinaba la incertidumbre y la experiencia de lo desconocido.
En esos lugares, aún llenos de criaturas lúgubres sacadas de pesadillas, el miedo no era solo un producto de la imaginación, sino una realidad palpable. Los seres que allí habitaban seguían al pie de la letra lo establecido en la atracción, como si fueran actores en una obra de teatro macabra.
Sus movimientos precisos y calculados, diseñados para provocar los más profundos terrores, no dejaban lugar a dudas: estaban allí para cumplir su cometido.
Los visitantes, al cruzar el umbral de la atracción, eran recibidos por un aire gélido y una oscuridad envolvente.
Muchos dudaban en continuar, otros retrocedían aterrados, pero al fin y al cabo, todos formaban parte de un espectáculo que se alimentaba de sus miedos. Cada grito, cada sobresalto, era un tributo al ingenio de quienes habían creado ese mundo tenebroso.
Dentro de aquellas paredes, la realidad se distorsionaba y el tiempo parecía detenerse. Los ecos de risas nerviosas y susurros de pánico resonaban en los pasillos, amplificando la atmósfera de tensión.
Las sombras danzaban al compás de luces parpadeantes, creando figuras inquietantes que desaparecían tan rápido como aparecían.
El suelo crujía bajo los pies de los visitantes, añadiendo una capa más de inquietud a su experiencia. Las paredes, cubiertas de moho y telarañas, parecían cerrarles el paso, confinándolos en un laberinto de horrores sin fin.
Los valientes que se aventuraban más allá encontraban habitaciones temáticas, cada una más aterradora que la anterior, donde el peligro acechaba en cada esquina.
Había rumores de que algunos de los empleados de la atracción, aquellos que interpretaban a las criaturas y espectros, comenzaban a perder la noción de su verdadera identidad.
Se decía que la oscuridad del lugar los había consumido, convirtiéndolos en parte de la misma pesadilla que estaban destinados a recrear. Sus ojos, al mirar a los visitantes, parecían vacíos, como si un abismo insondable se escondiera tras sus pupilas.
La gente, sin embargo, continuaba acudiendo en masa. La fascinación por el miedo, el deseo de experimentar lo inexplicable, los atraía como polillas a la luz. Admiraban y se divertían en lo recóndito de aquellas paredes, sin darse cuenta de que cada paso que daban los llevaba más cerca de un punto de no retorno. Porque, en el fondo, la línea entre la realidad y la pesadilla era más delgada de lo que jamás habrían imaginado.
Pero estaban alli, solo quedando en lo que era. Una atracción, una experiencia, nada mas que una jugarreta sucia de la mente y los instintos humanos. Algo para contar entre amigos y familias. Algo de que no podrian sacarse de la cabeza.
O eso parecía...
-¡AUXILIO, POR FAVOR!, ¡ALGUIEN AYUDEME, OIGAN! -Una voz aguda y aterrada, sumida en la mas profunda desesperacion. Destapaba los solitarios reccoridos de tierra y marmol que lo rodeaban en aquel lugar.
Un joven, parecia ser un adolecente flacucho y despeinado vestido con una chaqueta verde y unos pantalones rojos, fue con el mismo objetivo que se habian presentado a los demas. Lleno de espectativas y emociones se adentro en la prueba, quizas alejandose mas de lo debido. Algo que sin duda, le termino sacando factura.....
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FNAF/FNIA: [El Infierno en la Tierra: Una historia que ya fue contada...]
KorkuDesesperado por escapar de su pasado tumultuoso, un joven encuentra refugio en un trabajo aparentemente ordinario en un restaurante con animatronics. Sin embargo, lo que comienza como una oportunidad para cambiar su vida se convierte rápidamente en...