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Cuando pequeña siempre me gustaba jugar con mi  hermanastro, contaba los días para que llegaran las vacaciones y así poder estar a solas con él. Al principio creía que todo era normal, hasta cierto tiempo. Llegó la adolescencia, empezamos a crecer y nuestros cuerpos sufrieron algunos cambios y fue ahí, cuando las cosas se salieron de control.

Los juegos entre nosotros se convirtieron en algo sumamente aburrido, pasábamos tanto tiempo juntos que un día en la casa de la playa se nos ocurrió la idea de experimentar "solo un poco" y resulta que nos llegó a gustar tantos que después no pudimos frenar lo que empezamos por diversión.

De esta manera fue como terminé follando con mi hermanastro.

— ¿Es que tanto piensas? — Riven me deja caer sobre la cama. Me mira atentamente con el maldito brillo en sus ojos que me invita a pecar cada que lo veo.

Disfrutaba tanto de esto, que me daba igual lo malo que era.

— Te hice una pregunta y quiero una respuesta — se quita el pulóver negro mostrando su blanca piel, con pequeños trazos que conformar un hermoso tatuaje en un perfecto cuerpo, la V en su abdomen está tan definida que deseo pasar mi lengua por cada centímetro de su piel.

— Estaba pensando en — me remojo los labios — lo jodidamente bien que conectamos.

— Eso lo sé — retira su ajustado jean. Ahora solamente está en bóxer frente a mí — Tu sexo con Henry debió ser tan aburrido que daba pena.

— Oye no seas grosero — me burlo — Al menos se defendía, no todos tienen el privilegio de follar como tú.

— Permíteme recordarte porque soy lo mejor que te ha pasado en la vida.

Toma mis piernas con fuerzas arrastrándome hasta el borde del suave colchón, sus manos rompen la tela de mi vestido que arroja al suelo y mis pechos quedan al descubierto junto a mis bragas.

— Han crecido mucho — se lleva uno a la boca — déjame probar si saben igual.

Los magrea, chupa y mordisquea a su antojo, provocando jadeos que escapan de mi boca.

— Incluso hasta mejor — dice antes de comerme la boca solo como él sabe.— Rebeca — me llama.

— ¿Qué? — pregunto con los labios hinchados.

— Me pones tanto que siento que voy a explotar — gruñe — Esto está tan mal que hace que me guste el doble.

Se aparta de mí y por un momento creo que va a renunciar, pero solo se aleja para pasar el seguro de la puerta y retirar su bóxer.

Joder con su polla.

Ha crecido tanto que dudo que pueda entrar por completo en mí.

— No te cortes — comienza a masturbarse — mira todo lo que quieras.

Acaricia mi entrepierna por arriba del encaje, hace fricción con la tela y termino mordiendo mi labio para ahogar los gemidos.

— ¿Desde cuándo te contienes?

— No me estoy conteniendo — chasqueo la lengua — Solo que no me has demostrado nada.

— Nunca pierdes oportunidad para retarme. 

Yo misma me quito las bragas y comienzo a darme placer con mis dedos. Me retuerzo por el mismo y sonrió con malicia. Se arrodilla en el suelo y se inclina para meter su rostro en mi entrepierna, su lengua hace contacto con mi clítoris, la desliza entre mis pliegues y sus dedos entran en mi interior, dándome las caricias que mi coño necesita. 

Se aparta y me empuja, se coloca sobre mí besando toda mi piel lentamente. Besos húmedos y calientes que hace que pierda la cabeza. Pego mi espalda al colchón, una de sus manos toma mi hombro y con la otra agarra su polla que me penetra de una sola estocada.

Ahogo un gemido al besarme. Comienza a moverse sin separar sus labios de los míos, que demandan cada vez más.  Nuestros cuerpos se funden entre tanto calor. Disfruto de cada estocada.

Le pido que pare y me mira confundido, pero obedece. Sale de arriba de mí y me coloco a horcajadas sobre su regazo. Una sonrisa traviesa se dibuja en su rostro. 

— Has lo que quieras — me ofrece todo su cuerpo. 

Su miembro vibra entre mis manos, no dudo en llevarlo a mi coño, me entierro por completo todo su falo. Mis paredes se acostumbran a su tamaño y no tardo en cabalgar buscando mi placer. Me gusta ver lo mucho que disfruta. Toco mis pechos y juego con mi cuerpo regalándole caricias provocativas.

Muerde sus labios y alza sus caderas para enterrarse aún más en mi interior. Aruño su pecho con mis uñas, sin dejar de moverme. Ataco su cuello y con la respiración pesada beso y muerdo su piel. Lo saco dejándolo con ganas, me deslizo por su abdomen entre besos y mordidas hasta alcanzar su polla y meterla en mi boca. 

Absorbiendo todo lo que me ofrece, chupo su punta y la remojo con mi lengua. De arriba abajo. Una, dos, tres veces. Pierdo la cuenta al mover mi boca sobre su polla con más rapidez. Su mano se aferra a mi cabello. Levanto la vista y nuestros ojos se conectan.

No dejo de mirarlo hasta que siento todo su derrame caliente invadir mi boca. Me trago hasta su última gota. Limpio la comisura de mi labio y me tumbo a su lado.

— Me quedo a vivir con papá — confiesa mirando al techo — Ya no me voy a volver a ir. 

Mi corazón se congela.

Cada vez que se iba lloraba a mares por lo mucho que lo extrañaba. No podía estar sin él. Ahora que vino para quedarse me hago la idea de verlo todos los días y me cuesta trabajo respirar.

Riven es lo que siempre he querido. Junto a Malcom, pero ahora no es el momento para hablar de ello.

— ¿Por qué? — es lo único que emito. En realidad no me importa. Lo único que se es que se va a quedar conmigo. Ya no se irá más. 

— El nuevo marido de mi madre es un imbécil. No lo aguanto y ya he tenido varios encuentros desagradables con él.

Pego mi cuerpo al suyo, mi pierna se enreda con la suya. Mi rostro se esconde en su cuello y respiro su aroma. Me abraza acariciando mi espalda con las yemas de sus dedos.

— Te quiero — susurra — Eres lo mejor que tengo en esta vida. Por muy malo que sea.

— Yo agradezco a Dios que no tengamos lazos consanguíneos. No sé que sería de nosotros si tenemos que renunciar a esto que sentimos.

— Siempre cuidaré de ti ante todo.

El lado posesivo de Riven lo conocía bastante bien. No me asustaba, en realidad me gustaba.

— Yo sé que darías todo por mí —el sueño me empezaba a consumir.

— Nunca lo dudes — me abraza con más fuerzas — Quédate esta noche y duerme conmigo — me pide.

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