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Por suerte la empresa de mi tío quedaba cerca, porque ya no aguantaba las ganas de verlo. El desespero me ganaba.

Soy débil si de Malcom se trataba. 

La flácida secretaria me mira con odio. Cada que vengo a visitar a mi tío es igual, ya que me odian porque yo si puedo tocarlo y abrazarlo las veces que quiera. Ellas no. Por zorras y plásticas. 

Las odio a todas. Está más que claro.

Toda mujer que tenga que ver con mi tío siempre será mi enemiga.

—Ya, pero yo quiero ver a mi tío, ahora —insisto por milésima vez— No me voy a ir de aquí.

—Le dije que está ocupado —continúa la muy estúpida— No puede atenderte ahora. Entiende. Tiene mucho trabajo

—Para su sobrina favorita siempre tiene tiempo —me cruzo de brazos con la intención de quedarme ahí, no me iré sin verlo— Avísale que estoy aquí. Se pondrá muy feliz.

—Si gustas puedes sentarte y esperar —sigue con su trabajo en el ordenador, sin hacerme mucho caso. Ja.

—Ten fe, querida —la ignoro por completo.

Me voy hasta la oficina, abro sin tocar y me llevo las manos a la boca cuando veo a mi tío recostado a su escritorio con una mujer chupando su polla.

Maldición.

—Tío —mi voz sale débil y rota. Esto me destroza por completo. No lo esperaba. Me aguanto para no llorar.

— Joder, nena ¿Qué haces aquí? —rápidamente quita a la chica y se acomoda la ropa— No esperaba...

—Lo siento —entra la secretaria corriendo, agitada— Yo no la dejé pasar, pero es que...

—Tranquila vete a tu lugar, yo me encargo de esto —pide a su secretaria.

La secretaria me fulmina con la mirada y le tiro un besito para provocar. 

—Pensé que habían terminado —reprocho al verlos.

La pesadilla volvió.

Mi mirada va de mi tío hasta Ceinnet, que era su antigua novia, y ahora está con las cejas arqueadas y los brazos cruzados.

La odio.

—Nena, nos habíamos dado un tiempo —mi tío me alcanza y toma mis manos—, pero hemos decidido retomar nuestras relación, intentarlo de nuevo.

—Más que eso —alardea la muy zorra alzando su mano y dejando ver el enorme anillo que tiene en el dedo.

Por arriba de mi cadáver mi tío se casa.

—¡¿Se van a casar?! —tengo deseos de llorar— No tío, no hagas eso.

—Yo siempre seré tu tío —comenta— Mira el lado positivo tendrás una tía, con la que puedas hablar de chicos, de moda y maquillaje.

El trago es amargo y tengo un nudo en mi garganta. 

—Yo no quiero una tía —respondo con hastío.

—Rebecca no seas infantil —interviene Ceinnet— Tu tío tiene todo el derecho de hacer su vida con la persona que ama. No seas tan idiota y déjalo ser feliz. Eres muy inmadura para tu edad.

—¿Contigo? Ja —me burlo en su cara.

—Mira Rebecca no te voy a permitir que arruines nuestro compromiso por estupideces —vuelve a hablar con voz de pito.

Que ganas de meterle un zapato por la boca.

—Ceinnet, te prohíbo  que le hables así a mi sobrina —mi tío me defiende.

—Tú siempre ves por los ojos de ella —le habla— ¿No ves que es una puta manipuladora?

—Tío —sollozo— Tu novia nunca me ha querido. Me odia. Lo único que quiere es separarnos y lo va a lograr si tú la dejas. ¿No ves lo mal que me trata?

—Vete y déjanos solo —le pide a su prometida y está le hace caso, aunque abandona la oficina protestando. Soltando peste.

—No te cases con ella —le pido— la relación de ustedes ha tenido muchos inconvenientes, está más que claro que juntos no pueden estar. No son el uno para el otro.

—Nena, tienes que entender que ya soy un adulto, tarde o temprano tendré que formar mi propia familia.

—Yo te amo, tío —chillo— Solo quiero lo mejor para ti.

—Yo también, nena —pone su boca en línea fina. 

¿En serio?

¿Cómo yo te amo a ti?

—Al menos prométeme que no irás tan deprisa con ella —le abrazo— No se casen tan pronto y tomate un tiempo para conocerla mejor.

El tiempo que necesito yo, para ideal algún plan.

—Te prometo que nada ni nadie va a romper nuestra conexión —me besa en la frente y acaricia mi cabello— Eres mi sobrina, eso nada lo va a cambiar ni a borrar.

—Ojalá.

Me rehuso a dejarte ir tan fácil. Sin al menos intentarlo.

Salgo de la oficina de mi tío, pensando en algún plan para poder acabar con Ceinnet de una vez por todas. Agarro un vaso plástico para tomar un poco de agua, cuando veo a la imbécil entrar en el baño.

Le sigo y cierro la puerta al entrar.

—¿Qué quieres? —dice Ceinnet, que está retocando su maquillaje frente al espejo— No tengo tiempo para tus pendejadas y lloriqueos falsos.

—Recordarte algunas cositas —aclaro mi garganta, llamando su atención.

—¿Tú a mí? —me mira de arriba abajo.

—Si —se voltea a verme— Qué te quede muy claro que te voy a hacer la vida imposible hasta que te alejes de mi tío. 

—Ay tesorito —se burla— ¿Y qué me harás? ¿Tirarme de una escalera o envenenar mi café?

—Diablos ¿Cómo no se me ocurrió eso antes? —digo y se pone seria— Ninguna mujer va a amar a mi tío más que yo.

—Eres una enferma —brama.

—No —le arrojo toda el agua que tenía en el vaso y se pone a gritar como loca— La enfermera eres tú. Por eso te alejaras de mi tío.

Yo misma golpeo mi rostro con fuerzas, con el anillo que tengo en un dedo parto mi labio inferior que comienza a sangrar levemente y despeino mi cabello. Hasta quedar destrozada. 

Ceinnet se limita a gritarme con los ojos bien abiertos. Cómo sino creyera lo que está ocurriendo.

—¿Por qué me golpeas? —lloro— Yo solo quería llevarme bien contigo. Serás mi tía.

En cuestiones de segundo ya nos rodea varios empleados, y mi tío observa la escena. Muy serio.

—Yo... yo solamente quería pedirle perdón —enredo mis brazos en el cuello de mi tío—, pero ella me atacó. Es mala.

—Eso no fue así —se defiende— Tú te golpeaste como loca.

—No es cierto —sollozo un poco— ¿Por qué me haría daño?

—Por tu estúpida obsesión con tu tío.

—Mientes —sigo con mi mentira— Tío, por favor. Sácame de aquí.

—Pero...—Ceinnet intenta hablar.

—Lárgate  —mi tío la interrumpe con rabia— No te quiero ver.

Me saca de todo el numerito que había montado para que odiara a la zorra esa y al parecer  funcionó. Me salió todo de maravilla.

Erróneos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora