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Los tres hombre están dormidos y eso se debe a lo que le echó en la bebida. Le duele, el pecho se le oprime, pero esto era lo que tenía que hacer. O eso es lo que ella cree.

No tiene prisa, sabe que cuando despierten ya estará lejos de ellos.

Va hasta el baño y se da una ducha, intenta limpiar todo rastro de ellos sobre su cuerpo, en el fondo sabe que siempre estarán en ella muy en lo profundo de su ser. 

Las gotas de agua corren por toda su piel, sonríe fue una buena noche. Abre la maleta y saca lo que había comprado semanas antes.

Sostiene la tijera con fuerzas y los mechones rubios caen al suelo. Ahora su cabello no pasa a más allá de los hombros, incluso tiene flequillo.

Agarra el tinte y  lo aplica, después de unas horas su cabello es negro azabache, que combinan con los lentes de sus ojos, ahora oscuros. 

Se viste, pinta los labios con un labial rojo tomate y se maquilla con la ayuda de un tutorial por el teléfono. El cuál abandona en la encimera. Toma el bolso de mano y comprueba que están todos sus  documentos falsificados.
Sale y deja una nota dedicada a sus tres amores. Abandona el edificio y toma un taxi hasta el aeropuerto.

Todo el papeleo está perfecto y no tiene ningún problema para abordar el avión. Se sienta en dónde le corresponde, se coloca unos audífonos e intenta dormir.

No está arrepentida por lo que acaba de hacer.

Después de todo ella quiso tomar esta decisión.

—Perdona —la llaman y un chico se sienta a su lado.

Rebecca no habla, solo se queda observando al chico. 

—¿Cómo te llamas?

—¿Que te importa?

—Son cinco horas de vuelo —le informa— No está mal si amigamos un poco.

Le sonríe y lo piensa antes de hablar.

—Samanta, me llamo Samanta Mirez.

—Mucho gusto—el chico sonríe— Yo soy Angel Gleimor

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Los chicos no tienen ni la mayor idea de todo lo que han dormido. Se despiertan confundidos y se miran entre ellos.

—¿Dónde está? —pregunta Malcom con el entrecejo fruncido.

—Ni puta idea —Riven se pasa las manos por el cabello y bosteza.

—Deberian ver esto —Jairon los llama para que vean el cabello de Rebecca en el suelo.

En el enorme espejo hay un beso marcado con labial, y más abajo descansa una nota que Malcom no duda en agarrar.

Mis chicos.
No tienen ni la menor idea de todo lo que me hacen sentir, mi corazón está dividido en tres trozos y cada uno le corresponde a ustedes. 

No duden ni un segundo de mi amor. El amor no es un delito, eso está claro, se los demostré. Nos podemos amar entre nosotros. Sin ningún inconveniente.

Jairon gracias por estar ahí y ser mi niño bueno en medio de toda la locura.

Malcom yo nunca fui tu sobrina, me quedo con el papel de tu amada para toda la vida.

Y a ti Riven que te voy a decir, si eras lo primero que veía desde que me levantaba y lo último en la noche. Siempre serás tú. El elegido eras tú, pero mi corazón quería quedarse con los tres...por eso tomé la decisión de dejarlos atrás y empezar una nueva vida.

Los amo muchísimo, pero este es el final de mi historia.

Erróneos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora