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Debo aclarar que no pasó nada, el niñero no tiene maldad, me trató bien y se supo comportar. Es todo un caballero de los que ya quedan poco. Pensé que se iba a lanzar.

—Llegaste tarde anoche —Riven se sienta a mi lado, en la mesa del comedor.

—No —sigo con mi cereal— Llegué en la mañana.

—¿Dónde estabas? —bramó, apretando los dientes.

—Fui a una fiesta —me encogí de hombros— Necesitaba despejar, salir a disfrutar de mi juventud, papá.

—Prefiero hermano —hizo una mueca de asco.

—Ya, como prefieras —rodeé los ojos y continúe con mi desayuno— No tienes que estar cuidándome, soy mayorcita.

Riven se levantó y caminó hasta donde yo estaba, con un movimiento ágil me tomó de los brazos y me subió sobre la encimera, se colocó entre mis piernas.

—Eres mía y lo sabes. Bastante claro lo dejo cada que te follo. No juegues conmigo.

—Te lo he dicho —mantengo mi postura, no me puedo permitir que nadie me intimide— siempre estaremos juntos, pero sabes que yo amo a más de una persona. No es un secreto. 

—Lo sé y con tal de estar contigo puedo soportarlo, pero no me gusta que hagas las cosas sin decirme.

—No sabía que tenía que comunicarte todo lo que hago —digo—, así que no te preocupes. Solo estoy moviendo los hilos, para que Malcom se dé cuenta de que yo soy lo que necesita.

—Bien —puso su boca en línea fina—, pero que no te vuelva a coger tan tarde. Me preocupo.

—En teoría fue temprano —mordí mi labio.

—¿Vas a seguir jugando?

—Si —ya lo tenía furioso— ¿Qué vas a hacer al respecto?

— No puedo follarte, el niñero está arriba en la habitación y no quiero que escuche tus gemidos.

—Si, claro —tiro de su labio.
Terminamos besándonos desesfrenadamente sobre la isla.

—Hace días no vas por mi habitación.

—Seguro paso hoy —le guiño un ojo, antes de alejarme.

Caigo en mi cama y automáticamente mis ojos se cierran, estaba demasiado cansada. Tocan a mi puerta y me sobresalto en medio del sueño.

—Adelante —paso mis manos por los ojos y bostezo, pesadamente.

—Hola —Jairon entra asegurándose de que nadie lo vea.

—Hola, guapo —medio que sonrío.

—Aquí está todo —me muestra un pendrive entre sus dedos—. Misión cumplida.

—¿Me traes la laptop? —el niñero se acerca hasta mi escritorio y luego se sienta a mi lado en la cama.

Nuestras piernas se rozan.

Reproduzco el único vídeo que encuentro en la carpeta. Jairon se pone colorado. 

—Zorra —susurro en el instante que la veo.

—Fue fácil —dice y se pasa las manos por el cabello, apenado. 

La reproducción es en el salón de su casa, la reconozco porque en varias ocasiones cuando era más pequeña iba con mi tío. Jairon está sentado en el sofá, sin camisa y sudado. Luce sexy. Realmente sexy.

Ceinnet llega con un vaso de agua que se lo tiende y se sienta a su lado. La muy descarada no deje de sonreír y humedecía sus labios a cada rato. Jairon se lleva el vaso a la boca. 

Empiezan a hablar, conversación que no puedo escuchar porque el vídeo no tiene audio. Sonríen mientras conversan. Jairon le pasa un mechón de su cabello por detrás de la oreja y está muerde su propio labio.

Se inclinan y terminan besándose.

Arrojan la ropa al suelo como si le quemara y termino cerrando el ordenador.

—Que alivio —suspira.

—Tranquilo, no estaba en mis planes verte follar —me burlo—¿Estás seguro de que no se ve tu cara en todo el vídeo?

—No. Solo sale la cara de ella y mi espalda.

—Con eso es suficiente. Muchas gracias.

Dejo la laptop sobre la cama y voy hasta unos de los cajones de mi armario. Rebusco y saco un sobre con dinero en efectivo.

—Esto es tuyo —le pago por el trabajo. Jairon se levanta de golpe y su cuerpo queda a centímetros del mío.

Se queda en silencio mirándome. Su vista se posa sobre mis labios y termino dando el paso. Me acerco lo más que puedo. Es como una conexión que me obliga hacerlo.

En segundos nos estamos besando. Cierro mis ojos y pego mi cuerpo al suyo. Sus labios se mueven sobre los míos y paso mi mano por su cuello. Juego con el cabello de su nunca entre mis dedos. 

—Muñeca —me separa suavemente por los hombros— Debo ir a cuidar de tu hermana y hacer otras cosas. Nos vemos por ahí y cualquier cosa que necesites me dices.

Jairon se va y yo sigo sin entender el motivo por el que lo besé.

Había encargado un móvil nuevo con el objetivo de mandarles mensajes a Malcom. Desde aquella noche nos escribimos todos los días, desde palabras lindas hasta lo más hot y pervertido que se pueda hacer por teléfono.

En fin, me visto lo más rápido posible y guardo el pendrive entre mis pechos. Pido un Uber que me lleva directo a la empresa de mi tío.

Bajo pagando al chófer y con la primera persona que me cruzo es con la flácida de Ceinnet, que va de salida.

—Tu tío está en una reunión, no puede atenderte.

—Buenas tardes a ti también —digo irónicamente—Esperaré por él.

—Cómo quieras.

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