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Entre en un círculo vicioso por toda una semana. Despertaba, Jairon me ignoraba, hablaba conmigo solo lo necesario y relacionado con mi hermana. El día transcurría tranquilo, Ceinnet me llamaba y yo le colgaba. Le escribía mensajes a Malcom pidiendo perdón y me respondía a veces para pedirme tiempo, porque estaba confundido. En la noche buscaba refugio en Riven y siempre terminábamos follando.

En fin.

Sentía como que vivir ya no tenía sentido si caía en la monotonía. 

Esta mañana fue diferente, me levanté con ganas y ansias de vivir, de disfrutar de mi juventud. Así que invité a mis pocos conocidos a venir a mi casa para una gran fiesta. Que trajeran más amistades para llenar todo el lugar. 

A lo grande.

Le avisé a Riven y le pareció buenísima idea, él se encargaría de las bebidas y la música. 

—Hoy haré una fiesta —le comunico a Jairon que está jugando con mi hermana, en el salón. 

—En cuánto la nena se duerma me iré —dice sin mirarme.

—No te estoy pidiendo eso —hablo y me cruzo de brazos— Solo digo que cuando duermas a mi hermana bajes y compartas con nosotros. Solo un rato.

—No me gusta ese rollo.

—Solo dame una oportunidad de demostrarte. A lo mejor cambias de idea.

Le di un beso en la frente a mi hermana y roce intencionalmente al niñero.

Llaman al timbre, voy a abrir y es Ceinnet, no la dejo entrar y salgo cerrando la puerta para que no vea a mi niñero que no es nada más y nada menos que el jardinero que se la folló y dejó el trabajo al día siguiente.

—Hola, preciosa —no soporto su hipocresía.

—¿Qué quieres? —ruedo los ojos.

—¿No me vas a invitar a entrar?

—No, estoy ocupada y no tengo mucho tiempo.

—Bien, seré breve —chilla y quiero escacharle la maceta con flores de mi madre en su cabeza— Necesito que me digas si Malcom tiene a otra.

—No sé, pero aunque lo supiera no te lo diría —me cruzo de brazos— Tú y yo no somos amigas, y te juro de corazón que me alegro muchísimo si Malcom no te mira nunca más.

—Te tienes muy tomado el papel de su sobrina y por más que quieras no puedes controlar su vida.

—Mi querido tío, no volverá contigo eso te lo aseguro —Ceinnet está que echa humo por las orejas—, pero tranquila por los años que llevo aguantándote te invitaré a su boda.

—Eres una zorra —brama.

—Yo también te quiero muchísimo, vuelve pronto.

Entro y me tiro en el sofá, reviso mi teléfono y encuentro un mensaje de Malcom. Según la hora llegará en minutos porque quiere hablar conmigo.

Hoy es el día en que todos quieren hablar conmigo.

Reconozco los frenos de su auto y salgo corriendo a recibirlo, no se baja, así que subo y me quedo mirándolo.

Estoy nerviosa.

Me pongo a jugar con mis dedos sobre mi regazo.

—Pensé que necesitabas tiempo.

—Lo necesito, créeme que estoy bastante confundido —se pasa las manos por el cabello— Me estoy volviendo loco. Se supone que tengo que cuidar de ti. No follarte.

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