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El cielo nocturno de Mónaco brillaba con estrellas mientras Charles y Alessia se sentaban en la terraza del departamento de Charles

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El cielo nocturno de Mónaco brillaba con estrellas mientras Charles y Alessia se sentaban en la terraza del departamento de Charles. Desde allí, la vista era espectacular: el puerto iluminado reflejaba un millar de luces en las aguas tranquilas, y la brisa marina llevaba consigo un aroma salado que se entrelazaba con el leve perfume de Alessia. El mundo parecía detenerse a su alrededor, pero en sus corazones sabían que las horas seguían avanzando, implacables.

A pesar de la belleza del momento, ambos sentían el peso de las palabras no dichas. Habían compartido un día lleno de emociones, confesiones y esperanza, pero la conversación que estaban a punto de tener prometía ser la más difícil de todas. Alessia sostenía una copa de vino en sus manos, jugando nerviosamente con el borde mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Charles, sentado frente a ella, no apartaba la vista de su rostro. Sabía que cada palabra que dijera esta noche marcaría el curso de lo que tenían.

—Charles, hemos sido muy honestos el uno con el otro —comenzó Alessia, rompiendo el silencio que se había extendido entre ellos como un velo delicado—. Pero sé que lo que hemos compartido en estos días no es algo simple. Hay tantas cosas que podrían complicar lo nuestro.

Su voz sonaba firme, pero Charles detectó una ligera vacilación, como si estuviera debatiéndose entre el miedo y la esperanza. Él dejó su copa en la mesa y se inclinó hacia ella, apoyando sus codos en las rodillas mientras sus manos se entrelazaban.

—Lo sé, Alessia —respondió con un tono suave, pero lleno de convicción—. Vivimos en mundos diferentes, con agendas que a menudo no nos dejan espacio para respirar. Pero no quiero que esos obstáculos nos definan. No después de lo que hemos vivido juntos.

Ella levantó la mirada y lo encontró observándola con una intensidad que le hizo perder el aliento. Sabía que él estaba dispuesto a intentarlo, pero las dudas seguían acechando.

—Charles, quiero creer que podemos con esto, pero... —hizo una pausa, mordiéndose el labio antes de continuar—. ¿Qué pasa si estamos siendo impulsivos? Si esto solo... nos lastima a los dos.

Él se levantó de su asiento y se arrodilló frente a ella, tomando sus manos con cuidado. El contacto era cálido, reconfortante, como si estuviera tratando de transmitirle toda la fuerza que necesitaba.

—Tal vez lo estamos siendo —admitió con una sonrisa ladeada que no llegaba a sus ojos—. Pero prefiero arriesgarme contigo a pasar el resto de mi vida preguntándome qué habría pasado si no lo hubiéramos intentado.

La honestidad en sus palabras derritió una parte de las barreras que Alessia había construido a lo largo de los años. Siempre había sido precavida, evitando involucrarse demasiado rápido, pero con Charles todo era diferente. Él la hacía sentir viva, como si cada instante con él valiera más que cualquier miedo.

—¿Y si esto no funciona? —preguntó finalmente, su voz apenas un susurro.

Charles apretó sus manos con un poco más de fuerza, como si quisiera asegurarle que estaba allí para quedarse.

—Entonces al menos sabremos que lo intentamos —dijo con determinación—. Pero Alessia, quiero que sepas algo: nunca había sentido esto por nadie. Y aunque nuestras vidas sean complicadas, sé que vales cada esfuerzo.

Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Alessia, y una de ellas rodó por su mejilla. Charles la secó con ternura, sus dedos rozando su piel con una delicadeza que hizo que ella cerrara los ojos por un momento.

—Yo también siento lo mismo, Charles —admitió finalmente, su voz temblando ligeramente—. Pero me asusta no saber cómo manejarlo. No quiero que esto termine mal, que nos hagamos daño.

Él inclinó la cabeza, estudiando cada detalle de su rostro antes de hablar.

—Alessia, lo único que puedo prometerte es que haré todo lo que esté en mis manos para que esto funcione. No sé qué pasará mañana o el mes que viene, pero sí sé que quiero estar contigo ahora. ¿Podemos empezar por ahí?

Ella lo miró con una mezcla de incredulidad y admiración. Charles estaba dispuesto a enfrentar cualquier cosa por ella, y eso le dio el valor que necesitaba.

—Sí —dijo con una sonrisa que iluminó su rostro—. Podemos empezar por ahí.

Charles se levantó y la atrajo hacia él en un abrazo que parecía envolverla completamente. La brisa soplaba a su alrededor, pero Alessia solo podía sentir el calor del cuerpo de Charles, su corazón latiendo al unísono con el suyo. En ese momento, todas las dudas parecían desvanecerse, dejándolos con la certeza de que, pase lo que pase, estaban juntos en esto.

La noche siguió avanzando, y mientras hablaban sobre los pequeños detalles de sus vidas, las estrellas parecían brillar un poco más. Porque, aunque el camino que tenían por delante era incierto, ambos sabían que habían encontrado algo que valía la pena proteger.

24/7 ▬▬ Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora