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La Academia U

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La Academia U.A era un lugar donde la esperanza y la promesa de un futuro heroico brillaban intensamente. Sin embargo, para Izuku Midoriya, ese brillo se opacaba con cada mirada de desprecio que recibía. Ser un alfa con vibras de omega no era algo fácil de llevar, especialmente cuando tus propios compañeros te hacían sentir fuera de lugar.

— ¿Otra vez te estás escondiendo? —la voz de Bakugo resonó como un trueno, con la agresividad habitual que lo caracterizaba.

Izuku levantó la vista desde su escritorio en el aula vacía, sintiendo el peso de las palabras de su antiguo amigo. Sabía que no encajaba en la imagen de lo que un alfa "debería" ser. Su naturaleza cuidadosa, su amabilidad, todo parecía ir en contra de lo que la sociedad esperaba de alguien como él.

— No me estoy escondiendo —respondió, con una voz apenas perceptible.

— Tch, deja de actuar como un omega —Bakugo escupió antes de marcharse, dejando a Izuku solo, una vez más, con el eco de sus inseguridades.

Suspiró, sus manos temblando ligeramente mientras se pasaba los dedos por el cabello desordenado. Quería ser fuerte, quería ser el alfa que la gente esperaba, pero... eso simplemente no era él.

Justo cuando sus pensamientos comenzaban a ahogarlo, el sonido de la puerta al abrirse lo sacó de su ensimismamiento. Una figura alta y de porte firme entró al aula. Sus ojos dorados irradiaban una confianza aplastante, como si todo a su alrededor tuviera que someterse a su presencia. Sin embargo, había algo más en él. Algo que no cuadraba.

— ¿Eres Midoriya, verdad? —dijo el recién llegado, con un tono firme pero educado.

Izuku asintió lentamente, sin poder apartar la mirada de aquel extraño.

— Me llamo Chad. Soy el nuevo estudiante de intercambio de Italia —dijo, ofreciendo una mano para estrechar.

Izuku se levantó torpemente y aceptó el saludo. Chad era... distinto. Aunque emanaba una energía intensa, similar a la de un alfa, había algo más bajo la superficie. Algo que Izuku, como alfa, podía percibir claramente. Chad era un omega.

— Lo sé, lo estás pensando —dijo Chad, arqueando una ceja mientras soltaba su mano—. Eres un alfa, ¿verdad? —La pregunta no tenía un ápice de duda, sino una especie de resignación.

Izuku asintió de nuevo, desconcertado.

— No me mires como si fuera un fenómeno. Mi familia es de alfas, todos, menos yo. Por eso estoy aquí, lejos de ellos —explicó Chad, su tono frío, pero había un leve temblor que delataba una herida profunda—. Solo vine a decirte que no me sigas ni intentes hacer... lo que sea que los alfas hacen cuando ven a un omega. No soy uno de esos omegas que necesitan protección o cariño.

Izuku parpadeó sorprendido. Nunca había conocido a alguien como Chad. Un omega con tal presencia... casi parecía irreal.

— Yo no... —comenzó Izuku, pero Chad lo interrumpió.

𝐒𝐢𝐠𝐮𝐞 𝐌𝐢 𝐕𝐨𝐳 - 𝐈𝐳𝐮𝐤𝐮 𝐌𝐢𝐝𝐨𝐫𝐢𝐲𝐚 𝐱 𝐎𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora