Era un día perfecto. El cielo estaba despejado, y la suave brisa hacía que los pétalos de los cerezos flotaran en el aire, creando una lluvia de flores rosadas que caían delicadamente sobre el suelo. Chad caminaba al lado de Izuku, ambos en silencio, disfrutando de la tranquilidad del momento. No necesitaban palabras, solo la compañía del otro les bastaba.
Habían pasado semanas desde que comenzaron a pasar más tiempo juntos. El vínculo entre ellos se había vuelto cada vez más fuerte, y aunque ninguno lo había admitido abiertamente, ambos sabían que lo que sentían era más que una simple amistad. Era algo que iba más allá, algo que estaba creciendo sin que pudieran detenerlo.
Llegaron a un claro en el jardín de la U.A., justo debajo de un gran árbol de sakura en plena floración. El lugar parecía sacado de un sueño, con los pétalos cayendo suavemente y el aire lleno del dulce aroma de las flores. Chad se detuvo, observando el paisaje con una mezcla de calma y nerviosismo.
Izuku, quien caminaba un poco detrás de él, no pudo evitar sonreír al verlo. Chad parecía tan relajado en ese momento, pero había algo en su postura que delataba su nerviosismo. Izuku lo conocía bien. Sabía que, aunque Chad siempre intentaba mostrarse firme y frío, había una vulnerabilidad que empezaba a aflorar cuando estaban solos.
— Es hermoso aquí, ¿no? —comentó Izuku suavemente, acercándose más a Chad.
— Sí… es perfecto —murmuró Chad, sin apartar la vista de los pétalos que caían—. Me recuerda a los jardines en Italia, aunque… esto es diferente. Se siente… especial.
Izuku sonrió tímidamente y se inclinó contra el tronco del árbol, observando a Chad. Los rayos de sol se filtraban entre las ramas, iluminando suavemente el rostro del omega. Chad, por su parte, lo miró de reojo, notando cómo los ojos de Izuku lo seguían.
— ¿Qué? —preguntó Chad, un poco incómodo ante la mirada constante del alfa.
— Nada… —Izuku negó con la cabeza, su sonrisa creciendo—. Es solo que… te ves realmente bien hoy.
Chad sintió cómo su rostro se calentaba al escuchar esas palabras. No estaba acostumbrado a recibir cumplidos de esa manera, y mucho menos de alguien como Izuku. A pesar de que su corazón daba saltos, trató de mantenerse firme.
— No digas tonterías —respondió con un leve tono de reproche, aunque en el fondo no podía negar lo mucho que esas palabras le afectaban.
Izuku rió suavemente, y el sonido hizo que Chad sintiera una especie de paz extraña. Había algo en la forma en que Izuku lo trataba que lo hacía sentir seguro, como si no tuviera que demostrar nada, como si pudiera ser él mismo sin temor a ser juzgado. Pero esa sensación también lo asustaba, porque significaba que estaba dejando caer las barreras que tanto se había esforzado por mantener.
Un silencio cómodo cayó entre ellos, roto solo por el suave sonido de los pétalos rozando el suelo. Chad se giró lentamente hacia Izuku, sus ojos encontrándose con los del alfa. Hubo un momento, apenas un segundo, en que todo pareció detenerse. Los sonidos alrededor desaparecieron, y todo lo que existía en ese instante eran ellos dos, bajo el manto de los cerezos en flor.
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𝐒𝐢𝐠𝐮𝐞 𝐌𝐢 𝐕𝐨𝐳 - 𝐈𝐳𝐮𝐤𝐮 𝐌𝐢𝐝𝐨𝐫𝐢𝐲𝐚 𝐱 𝐎𝐜
Fanfiction"Aveces es mejor aceptar nuestro propio destino, no insistir en ser algo para lo que claramente no hemos sido enviados a este mundo"