||11||

29 5 0
                                    

Después de unas semanas maravillosas en Italia, Izuku y Chad finalmente regresaron a Japón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de unas semanas maravillosas en Italia, Izuku y Chad finalmente regresaron a Japón. Las vacaciones habían fortalecido su relación de maneras que ninguno de los dos esperaba, y aunque la familia de Chad no había sido del todo amable, estar juntos había hecho que todo valiera la pena. Ahora, con el regreso a su hogar, Izuku tenía una última etapa que cumplir antes de que las cosas fueran perfectas: presentar a Chad a su madre.

La puerta del apartamento de los Midoriya estaba a solo unos pasos, y aunque Izuku era un alfa que había enfrentado peligros mucho mayores, sentía cómo los nervios le invadían. Su madre era todo para él, y el hecho de que Chad conociera a Inko Midoriya significaba mucho.

Chad, por su parte, no mostraba ni una pizca de los nervios que lo devoraban por dentro. El omega de apariencia fría caminaba con calma al lado de Izuku, aunque en su pecho latía la preocupación de si la madre de su alfa lo aceptaría. Después de todo, sabía lo importante que era ella para Izuku.

Izuku soltó un largo suspiro y sonrió nerviosamente mientras se paraban frente a la puerta.

— No te preocupes, mi mamá es increíble, Chad. Estoy seguro de que le vas a gustar —dijo, más para tranquilizarse a sí mismo que a Chad.

Chad asintió, intentando proyectar su habitual calma exterior, pero una parte de él estaba inquieta. Después de conocer a su propia familia, el temor de no ser aceptado estaba presente en su mente, aunque sabía que no era lo mismo. La madre de Izuku no era como sus padres. O al menos, eso esperaba.

Izuku tocó el timbre, y en cuestión de segundos, la puerta se abrió, revelando a una sonriente Inko Midoriya. Al ver a su hijo, sus ojos se iluminaron de inmediato, y lo abrazó con fuerza, como siempre hacía.

— ¡Izuku! —exclamó ella, feliz de verlo—. ¡Te he extrañado tanto!

Izuku rió, devolviéndole el abrazo.

— ¡Yo también te extrañé, mamá! —dijo, su voz llena de calidez.

Después de un momento, Inko soltó a su hijo y dirigió su atención a Chad. Sus ojos curiosos y amables lo recorrieron de arriba abajo, y aunque Chad mantuvo su expresión neutral, había una leve tensión en sus hombros.

— Y tú debes ser Chad —dijo Inko, con una sonrisa amable mientras le ofrecía su mano—. He oído mucho sobre ti. Es un placer conocerte.

Chad parpadeó sorprendido por lo cálida que era la madre de Izuku. No era nada parecido a lo que había esperado. Tomó su mano con suavidad y asintió, tratando de parecer tan educado como fuera posible.

— El placer es mío, señora Midoriya —respondió con una ligera inclinación de cabeza.

Inko lo miró por un momento más, y luego soltó una pequeña risa.

— ¡Por favor, solo llámame Inko! No somos tan formales por aquí.

Chad asintió, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios, lo que era raro para él en situaciones como esta. La tensión en sus hombros empezó a disminuir.

𝐒𝐢𝐠𝐮𝐞 𝐌𝐢 𝐕𝐨𝐳 - 𝐈𝐳𝐮𝐤𝐮 𝐌𝐢𝐝𝐨𝐫𝐢𝐲𝐚 𝐱 𝐎𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora