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Unos días después de la consulta médica, Izuku y Chad estaban de vuelta en su hogar, sumidos en una mezcla de emoción y planificación para el futuro. La noticia de que estaban esperando un bebé había traído una oleada de sentimientos nuevos y una avalancha de preparativos.
Izuku había decidido tomar la iniciativa en la compra de ropa para el bebé, una tarea que encontró profundamente emocionante. Había estado investigando y visitando varias tiendas para asegurarse de que todo estuviera perfecto para su hijo o hija.
Un sábado por la mañana, Izuku regresó a casa después de una larga jornada de compras con varias bolsas llenas de ropa de bebé. Chad estaba en el sofá, hojeando un libro de embarazo y cría de bebés mientras escuchaba música suave. Al ver a Izuku entrar con las bolsas, sus ojos se iluminaron con curiosidad.
— ¡Mira todo lo que he conseguido! —exclamó Izuku, dejando las bolsas en el suelo y sacando las pequeñas prendas con cuidado.
Chad se levantó y se acercó a Izuku, mirando las ropas con asombro. Había una variedad de conjuntos adorables: pequeños monos, bodys con estampados divertidos, y un par de gorritos y calcetines a juego.
— No puedo creer lo mucho que has comprado —dijo Chad, su voz llena de asombro y gratitud—. ¡Todo es tan adorable!
Izuku sonrió, disfrutando de la alegría en el rostro de Chad.
— Quería asegurarme de que tuviéramos todo lo que necesitábamos. Y, honestamente, me divertí mucho eligiendo estas ropitas —dijo Izuku, su mirada llena de ternura.
Chad tomó un pequeño body de color pastel con un diseño de ositos y lo sostuvo contra su pecho, imaginando al bebé usando la prenda. Su corazón se llenó de una calidez abrumadora al pensar en la llegada de su hijo o hija.
— Gracias, Izuku. Esto significa mucho para mí. Verte tan emocionado y comprometido con todo esto me hace sentir más tranquilo —dijo Chad, su voz llena de sinceridad.
Izuku se acercó y envolvió a Chad en un abrazo cálido, acariciando su espalda con suavidad.
— Estoy feliz de hacerlo, Chad. Esto es solo el comienzo. Quiero estar seguro de que todo esté perfecto para nuestro bebé —dijo Izuku, su tono lleno de amor.
Mientras continuaban desempacando las bolsas y organizando la ropa en el armario del bebé, Chad no podía evitar sentir una mezcla de emoción y ansiedad. Los pequeños detalles y preparativos estaban convirtiendo la idea de tener un hijo en una realidad tangible.
— ¿Cómo te sientes acerca de todo esto? —preguntó Izuku, notando la expresión pensativa de Chad.
Chad se volvió hacia Izuku con una sonrisa nerviosa.
— Me siento emocionado, pero también un poco abrumado. Es un gran cambio, y a veces me pregunto si estamos realmente listos —dijo Chad, su voz llena de vulnerabilidad.
