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En la cafetería de U.A., un grupo de chicas se sentaba alrededor de una mesa, disfrutando de su almuerzo mientras la conversación fluía entre risas y charlas despreocupadas. Sin embargo, Uraraka apenas participaba, con la mirada distraída y un nudo formándose en su estómago. La incertidumbre había estado creciendo en su interior durante semanas, y ahora, no podía ignorarla más.
— ¿Uraraka? —llamó Mina, inclinándose hacia ella con una sonrisa juguetona—. ¿Estás bien? Pareces muy callada hoy.
Uraraka levantó la vista rápidamente, forzando una sonrisa para no preocupar a sus amigas.
— Sí, sí, estoy bien... solo pensativa.
Tsuyu, que estaba sentada a su lado, la observó con su habitual mirada tranquila.
— Parece que tienes algo en mente. ¿Quieres contarnos?
Las palabras de Tsuyu hicieron que Uraraka soltara un suspiro, sabiendo que no podía seguir ocultando lo que la atormentaba. Sus amigas siempre habían sido de confianza, y si alguien podía entenderla, serían ellas.
— Es sobre Izuku —confesó finalmente, con la voz baja y nerviosa.
Inmediatamente, la atención de todas se centró en ella. Ya era conocido que Uraraka tenía sentimientos por Izuku desde hacía tiempo, aunque nunca había sido del todo directa al respecto. Aun así, sus amigas sabían lo importante que era para ella.
— ¿Qué pasa con Deku? —preguntó Mina, apoyando el mentón en su mano, claramente interesada.
Uraraka jugueteó con su cuchara, mirando hacia el plato sin tocar.
— Siento que... lo estoy perdiendo.
La confesión fue directa, y sus amigas se miraron entre sí, sorprendidas. Era raro ver a Uraraka tan vulnerable, pero sabían que tenía que haber algo más detrás de esas palabras.
— ¿Qué te hace sentir así? —preguntó Momo, con su tono suave y considerado.
Uraraka dejó la cuchara a un lado y suspiró de nuevo, esta vez con más fuerza.
— No lo sé... últimamente Izuku ha estado... diferente. — Hizo una pausa, pensando en cómo explicarlo—. Creo que se está alejando de mí.
— ¿Te refieres a Chad? —preguntó Mina, con los ojos entrecerrados de forma astuta—. He notado que pasan más tiempo juntos últimamente.
El nombre de Chad hizo que Uraraka se tensara ligeramente. Había notado cómo Izuku y Chad parecían cada vez más cercanos, desde que Chad había llegado a la U.A. Aunque trataba de no darle importancia, cada vez que veía a Izuku sonreírle o mirarlo de esa manera, una punzada de celos la atravesaba.
— Es que... sí, Chad está siempre cerca de él ahora —admitió Uraraka, sintiendo el peso de sus propias palabras—. Y no es solo eso. Siento que Izuku actúa diferente cuando está con él. No sé si es porque Chad es nuevo o porque... — Dejó la frase en el aire, sin querer decir lo que realmente le preocupaba.
