Los días pasaban rápidamente, y con el embarazo avanzado, Chad empezó a notar un cambio en su estado de ánimo. Aunque siempre había encontrado consuelo en la presencia de Izuku, de repente, una necesidad apremiante de estar solo lo invadió. Sentía que su cuerpo estaba reaccionando de formas que no podía controlar, y lo único que le traía un poco de calma era el nido que había construido con tanto cuidado.
Aquella tarde, mientras Izuku estaba en la sala preparando algo para comer, Chad sintió una ola de ansiedad. Las feromonas de su alfa, que normalmente le brindaban paz, le parecían demasiado intensas, casi abrumadoras. Se levantó lentamente y, sin decir nada, se dirigió al armario donde había armado su nido con la ropa de Izuku, sus propias prendas y algunas mantas suaves. Entró en él, sintiendo un alivio inmediato al envolverse en ese pequeño espacio seguro, lleno de su olor y los recuerdos que había ido tejiendo en su mente.
Izuku, que lo había visto irse sin una palabra, se preocupó. Sabía que Chad a veces necesitaba tiempo para sí mismo, pero era raro que no quisiera estar cerca de él, especialmente con el bebé en camino. Se acercó a la puerta del armario, tocando suavemente.
— Chad, ¿estás bien? —preguntó con una mezcla de preocupación y suavidad en la voz.
— Estoy bien, Izuku —respondió Chad desde el otro lado, pero su tono era distante.
Izuku frunció el ceño, sintiendo que algo no estaba del todo bien.
— ¿Puedo entrar? —ofreció, deseando estar a su lado.
— No... por favor, no ahora —dijo Chad, apretando las mantas contra su cuerpo, como si necesitará aún más de ese refugio. Su corazón latía con rapidez y su mente se sentía nublada, pero no quería que Izuku lo viera en ese estado vulnerable. Necesitaba ese tiempo solo, para procesar todo lo que estaba ocurriendo dentro de él: el embarazo, los cambios físicos, y sobre todo, esa inexplicable sensación de urgencia que no lograba entender.
Izuku, aunque preocupado, respetó el deseo de su omega. No era fácil, pero sabía que obligar a Chad a hablar o a dejarlo entrar podría hacer más daño que bien en ese momento. Así que simplemente se sentó en el suelo, fuera del armario, su espalda apoyada contra la puerta.
— Está bien, Chad. Tómate tu tiempo. Solo quiero que sepas que estoy aquí, si necesitas algo —dijo Izuku, su voz suave y reconfortante.
Del otro lado de la puerta, Chad cerró los ojos. Sentía el amor de Izuku incluso en la distancia, pero no podía explicarle lo que sentía. Era como si su cuerpo y su mente se hubieran desbordado, necesitaba su propio espacio para recomponerse, para estar solo con sus pensamientos.
Pasaron varias horas y, aunque Izuku no se movió de su lugar, no insistió más. Chad, envuelto en su nido, intentaba calmar la tormenta que se arremolinaba dentro de él. Sabía que tarde o temprano tendría que abrir la puerta y enfrentar la realidad, pero por ahora, su instinto le decía que se quedara allí, en ese pequeño refugio.
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𝐒𝐢𝐠𝐮𝐞 𝐌𝐢 𝐕𝐨𝐳 - 𝐈𝐳𝐮𝐤𝐮 𝐌𝐢𝐝𝐨𝐫𝐢𝐲𝐚 𝐱 𝐎𝐜
Fanfiction"Aveces es mejor aceptar nuestro propio destino, no insistir en ser algo para lo que claramente no hemos sido enviados a este mundo"