Capítulo 46

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Mina

Me desperté con la primera luz del amanecer filtrándose a través de la tela de la tienda. Al abrir los ojos, me di cuenta de que las mellizas y Tzuyu estaban acurrucadas a mi lado, dormidas profundamente, con sus respiraciones suaves y sincronizadas. Sonreí al verlas tan tranquilas, como dos pequeñas burritos arropados. Sin embargo, noté de inmediato que Chaeyoung no estaba allí. Mi esposa había pasado la noche lejos de mí. Probablemente el sueño de las mellizas no duró mucho por lo que vinieron a nuestra tienda haciendo que haya poco espacio para Chaeyoung.

Con mucho cuidado, moví a Dahyun para que no se despertara y luego deslicé lentamente mi cuerpo fuera de la tienda. El aire fresco de la mañana me golpeó el rostro, despejando cualquier rastro de sueño. Me dirigí a la tienda de las mellizas, sabiendo que probablemente encontraría a Chaeyoung allí ya que ella ama dormir en posiciónde estrella u ocupar demasiado espacio,  algo que no conseguiría en la tienda de Tzuyu que es solo para una persona.

Quería verla y tal vez volver a dormir a su lado antes de que todos comenzaran a despertarse. Al llegar, abrí la cremallera de la tienda con el mayor cuidado posible, para no hacer ruido. Al entrar, la escena que me recibió me hizo sonreír de inmediato. Chaeyoung estaba dormida profundamente, abrazada a una almohada como si fuera un peluche. Su cabello estaba revuelto, cubriéndole parte de la cara, y tenía una expresión de paz absoluta. Sus labios estaban ligeramente entreabiertos, y su respiración era tan suave que apenas la escuchaba.

Me acerqué lentamente, casi temerosa de romper ese momento tan tierno. Me senté a su lado y la observé durante unos instantes. Verla así, tan tranquila y despreocupada, me hacía sentir una oleada de cariño. La almohada que abrazaba había sido mi sustituta durante la noche, y aunque me daba ternura, también me hacía extrañarla un poco.

—Bebé. .. —le susurré con dulzura, acercándome un poco más y apartándole un mechón de cabello de la cara.

Ella se movió ligeramente, acurrucándose más con la almohada y soltando un suspiro bajo. No podía evitar sonreír más. Me incliné sobre ella, acariciando suavemente su brazo, intentando despertarla con el menor ruido posible.

—Bebé, cariño, ¿estás tan cómoda con esa almohada que me has olvidado?. —bromeé en voz baja, mi aliento rozando su oído.

Apenas abrió un ojo, adormilada, y me miró con una mezcla de confusión y pereza. Aún medio dormida, soltó la almohada y murmuró algo ininteligible mientras se daba la vuelta, intentando abrazarme, pero se topó con la almohada otra vez.

—¿Mina...? —dijo en un susurro, entre sueños, parpadeando lentamente mientras su cerebro aún no terminaba de procesar mi presencia.

—Sí, soy yo —le dije riendo suavemente—. No soy una almohada, aunque parece que me has cambiado por una anoche.

Chaeyoung finalmente abrió los ojos por completo, aunque todavía con un aire de sueño profundo. Su expresión se suavizó al verme, pero luego dejó escapar una pequeña risa, entendiendo la situación.

—Lo siento... creo que me quedé aquí porque las niñas no sé cómo pero abrieron la tienda y se entraron, quice dormir pero me sentíaincómoda. Pero al menos esta almohada no se queja cuando la abrazo fuerte —bromeó, su voz aún ronca por el sueño.

—Yo también me asusté pero vi que eran unas manitas pequeñas —le respondí en tono juguetón mientras me inclinaba para darle un beso suave en la frente—. Aunque preferiría que me abrazaras a mí en lugar de esa almohada.

Chaeyoung soltó la almohada y me atrajo hacia ella, todavía medio adormilada, pero con una sonrisa tierna en el rostro.

—Ven aquí, entonces. Prometo no soltarte... —murmuró, envolviendo sus brazos a mi alrededor mientras yo me acomodaba a su lado.

730 Días A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora