Capítulo 47

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Chaeyoung

-Ahora, siguiente destino: ¡ryokan! -dije mientras me aseguraba de que todo estuviera listo en el auto. Esta vez, las mellizas se unieron al viaje junto con Tzuyu, lo que significaba que el trayecto sería aún más ruidoso y caótico.

Las mellizas, no tardaron en empezar a saltar en sus asientos, emocionadas por el viaje. Tzuyu, sentada entre ellas, intentaba mantener algo de control, pero también estaba emocionada, lo que solo añadía más energía al ambiente.

-¡No se quedan quietas! -dijo Tzuyu, intentando contener las risas mientras las mellizas movían sus pequeños juguetes, haciendo sonidos que imitaban motores de autos.

-¡Tzuyu, mira! -exclamó Dahyun, mostrándole un juguete roto- Este no shirve, ¡arréglalo!

-No soy la doctora juguetes, Dahyun pero veré qué puedo hacer.

Mina, quien iba de copiloto, volteó a mirarlas, sonriendo al ver a Tzuyu jugando a ser la hermana mayor responsable. Por otro lado, Ryujin, que no podía quedarse quieta, intentaba alcanzar algo en el asiento delantero.

-¡Ryujin, siéntate! -le dije con una mezcla de diversión y advertencia-. No queremos que te lastimes

Ryujin me miró con esos ojos llenos de travesura, pero se quedó sentada, aunque no sin antes intentar hacer una mueca graciosa para sacarme una sonrisa.

Mientras el auto avanzaba por las curvas hacia Hakone, las mellizas seguían moviéndose de un lado a otro, emocionadas por el paisaje. Mina y yo nos mirábamos con complicidad, tratando de mantener la calma en medio de todo el caos que las niñas estaban creando.

-¿Cómo soporta tu mamá todo este ruido? Ya hasta siento que perdería la cordura.-preguntó Mina en broma, mientras se ajustaba en su asiento.

-Es un misterio que nunca resolveremos -respondí riendo- Aunque sospecho que por eso siempre lleva dulces para distraerlas.

-¡No, Dahyun!, ¡Es mío! -decía Ryujin, sosteniendo el juguete por encima de su cabeza mientras que por ratod las vigilaba mirando por el retrovisor.

-¡No, Ryushin!, ¡Dámelo! -respondía Dahyun con su habitual frustración.

Tzuyu, desde el asiento trasero, rodaba los ojos y se cruzaba de brazos.

-Ya empezaron. No sé cómo lo soportan, un viaje con ellas siempre es un caos -comentó mientras se tapaba los oídos con las manos.

-Es parte de su encanto, Chuwy. Aunque claro, puede volverse agotador. Pero mira el lado positivo, seguro se quedarán dormidas de tanto moverse.

Yo me giré en mi asiento para observar a las mellizas, quienes seguían con su drama. No pude evitar reírme ante la escena.

-Es como ver una telenovela en vivo -dije en tono divertido, sacando unas paletas de la bolsa para tratar de calmarlas-. ¿Quieren una, chicas?

Ambas mellizas pararon en seco y me miraron, olvidando por completo el juguete.

-¡Siií! -gritaron al unísono mientras estiraban sus manos pequeñas.

Tzuyu se llevó la mano a la frente, claramente exasperada por lo fácil que era distraerlas. Luego volvió a hablar.

-Lo bueno es que mamá te dio las paletas para que esten quietas, pero no creo que eso funcione todo el viaje. Apostaría a que en unos minutos estarán discutiendo otra vez.

Mina soltó una risa.

-Bueno, mientras lleguemos al ryokan sin que se peleen mucho, ya es una victoria.

730 Días A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora