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La tarde se desvanecía lentamente, tiñendo el cielo de un suave color anaranjado... Siento que no soy buena haciendo inicios dramáticos.

A esas horas solían reunirse los fines de semana, solían pasar horas charlando y riendo. Aunque esta vez no estaban riendo.

Emma se encontraba acurrucada en los brazos de Shira, las lágrimas fluyendo por su rostro.

-¿Por qué es tan difícil, Shira? -sollozó Emma, su voz entrecortada- Solo quiero decirle a Draken lo que siento, pero no sé cómo hacerlo.

Shira la abrazó con fuerza, Emma estaba casi casi temblando.

-Lo sé, rubia... Es... Es difícil. Pero deberías intentarlo.

Emma se apartó un poco, limpiándose las lágrimas con la muñeca.

-Pero... ¿y si no le gusto? ¿Y si se ríe de mí? No puedo soportar la idea de que me rechace. -Su voz se quebró al pronunciar esas palabras-.

-Ken nunca haría algo como eso, Emma.

Shira sintió un nudo en el estómago. Quería decirle que su corazón también estaba atrapado en una tormenta.

-Emma. -Comenzó Shira, tratando de encontrar las palabras adecuadas.-. A veces, el riesgo vale la pena. ¿No te gustaría saber si hay algo entre ustedes?

Emma asintió lentamente, aunque su expresión seguía siendo sombría.

-¿Qué tal si arruino nuestra amistad? Si me rechaza, no sé si podré mirarlo a los ojos de nuevo.

Definitivamente, Shira se estaba viendo en Emma en este momento. Ambas estaban atravesando prácticamente por lo mismo.

-Eso es lo que siempre tememos. -Respondió Shira con suavidad-. Pero también hay una posibilidad de que sienta lo mismo por ti.

Las palabras de Shira resonaron en su mente, pero el miedo seguía siendo abrumador. Emma se dejó caer nuevamente contra el hombro de su amiga, sintiéndose vulnerable y expuesta.

-No quiero perderlo. No quiero perder nuestra amistad.

El silencio se instaló entre ellas, pesado y cargado de emociones no expresadas. Shira deseaba gritarle a Emma que ella también estaba luchando con sus propios demonios, que cada vez que veía a Baji su corazón se aceleraba y sus pensamientos se volvían confusos. Pero en lugar de eso, eligió ser la roca sobre la que Emma pudiera apoyarse.

-Tal vez deberías escribirle una carta. -Sugirió la pelinegra, intentando cambiar el enfoque de la conversación-. Así puedes expresar todo lo que sientes sin tener que mirarlo a los ojos de inmediato.

-¿Una carta? -La miró confundida, aunque tampoco sonaba tan mal-. ¿Crees que eso funcionará?

-Declaración de amor a la antigua, amiga. -Sonrió- Podrás pensar mejor en lo que le quieres decir y elegirás las palabras correctas. -Acarició su cabello- Además, si él es tan imbécil que no corresponde, simplemente le dices que era una broma que te obligué a hacer.

Le echan la culpa a Shira. Fácil.

Emma se quedó en silencio, considerando la propuesta. La idea de plasmar sus sentimientos en papel parecía menos aterradora que enfrentarlo directamente.

-Tal vez... Pueda hacer eso... -Murmuró-

Mientras Emma reflexionaba sobre su consejo, Shira sintió una punzada en su pecho. Simplemente continuó abrazándola, brindándole el apoyo que tanto necesitaba.

-¿Y tú? -Preguntó Emma repentinamente, rompiendo el silencio-. ¿Harás lo mismo con Baji?

-La entrenadora no juega, rubia. -dijo de forma burlona ganándose una mala mirada-. Aún no estoy lista para hablar sobre eso. -Shira sintió cómo su corazón se encogía-.

¿𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑎𝑠?... (𝐵𝑎𝑗𝑖 𝑥 𝑇/𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora