¿𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑎𝑠?... (𝐵𝑎𝑗𝑖 𝑥 𝑇/𝑛)

•°32°•

Hay personas que nunca van a saber cuánto las quise, cuánto las extrañé, cuánto las lloré, cuánto las soñé, cuánto las necesité y cuánto amor y vida me costó dejarlas ir.

Me ha tocado saber lo que siento... Pero fingir que no siento nada para intentar no sentirlo.

¿Por qué m*erda no se va de su mente si ya acaba de irse de su vida?

Y es que... Shira es muy sentimental pero muy m*erda a la vez.

Ella no había entendido lo que era el amor hasta que comenzó a llorar por alguien. Pero... ¿Por qué lloraba? ¿Porque se fué sin dar explicación o porque iba a decirle que lo amaba?

El corazón le dolía tanto que no era capaz de llorar como habría querido.

Shira se encontraba sentada en las frías escaleras del templo, el viento jugueteando con su cabello desordenado.

Las lágrimas caían por sus mejillas, cada una cargada de una rabia que la consumía desde adentro. Miraba a las pocas personas que quedaban en el lugar, casi todos se habían ido. Su corazón latía con fuerza, pero no por emoción, sino por la traición que había sentido esa tarde.

Keisuke. El nombre resonaba en su mente como un eco doloroso.

Ese día, en lugar de un dulce "te amo", se había encontrado con la amarga realidad de su traición.

"Keisuke Baji es enemigo de la ToMan"

Mikey necesita a los capitanes más que nunca en este momento, pero ella siente que se desmorona por la decisión de un solo chico. No sabía por qué se sentía así... Nah, si lo sabía, pero no quería pensar que era por eso.

Se dejó caer hacia atrás, apoyando su cabeza contra el frío escalón. Cerró los ojos y trató de respirar hondo, pero el aire se le hacía denso.

-¿Por qué lo hiciste? -murmuró para sí misma, sintiendo cómo una nueva ola de lágrimas brotaba de sus ojos-.

La decepción se mezclaba con la tristeza, creando un torbellino de emociones que la dejaba sin aliento. Cada vez que pensaba en ello, el dolor se intensificaba. La ToMan no era solo una pandilla; era una familia, un refugio donde todos se cuidaban mutuamente. ¿Y ahora? Todo por culpa de una decisión impulsiva de un Baji.

-Maldito mentiroso. -murmuró entre sollozos, sintiendo cómo la rabia y la tristeza se entrelazaban en su pecho-.

Ahí había algo más. Por lo menos quería obligarse a sí misma a creerlo, porque... Kei nunca sería capaz de lastimar a quienes ama ¿Verdad? No. Él los cuidaba y protegía; a su manera... Pero lo hacía.

Pero... Todo parecía tan confuso ahora que no lograba pensar con claridad.

¿Cómo podía hacer esto una persona que era conocida por su lealtad?

Entre el amor y el odio hay un hilo muy fino, y Shira no era capaz de romperlo.

Fue entonces cuando escuchó unos pasos acercándose. Alzó la vista y vio a su pañuelo de lágrimas (además de Mikey, claro). Él podía leerla incluso sin palabras.

-Tienes cara de criminal.

-A veces disfruto estar en silencio con cara de que quiero matar a alguien. -Se limpió las lágrimas y se sentó bien, sabiendo que no tenía caso tratar de ocultarlo-.

-Mhm. -Se sentó junto a ella y miró hacia el frente, apoyó sus codos en sus rodillas y mantuvo un semblante tranquilo-. Cuando se trata de él, no tienes ningún tipo de filtro. Se nota a lo lejos que sus palabras te hicieron, y cuando se fué querías correr tras él.