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Eran aproximadamente las dos de la mañana. Una pelinegra se encontraba en su habitación mirando el techo, sin poder conciliar el sueño.

Por más que lo intentara, no lograba dar con Keisuke. Ignoraba sus llamadas, mensajes, todo era en vano.

Shira estaba sumergida en sus pensamientos, conciliar el sueño es muy difícil para ella, sobre todo desde que volvió a la ToMan. Se siente responsable en cierto sentido en asegurarse de que todo esté bien, siente esa carga encima.

De un momento a otro escuchó un sonido proveniente de su ventana. Se levantó de su cama y se acercó lentamente para ver de qué se trataba, la abrió cuidadosamente pero de repente una piedra casi le golpea en la cara; pero gracias a sus buenos reflejos logro esquivarla.

Molesta se inclino para ver quién se atrevía a molestarla a esa hora dispuesta a mandarlo tres metros bajo tierra, y se encontró nada más ni menos con un pelicenizo sonriente.

—Ya era hora. -Sonrió de oreja a oreja cuando la vió asomarse por la ventana. Debe admitir que si le dió risa el estado en el que estaba, se notaba que se tambaleó un par de veces antes de llegar a la ventana-. Ven. -Estiró su mano en su dirección y le hizo señas para que bajara.

Shira frunció sus cejas al ver las intenciones. De por sí estaba medio dormida y la luz del exterior le molestaba en los ojos. Bostezó antes de mirarlo mal.

Don't be such a bitch, Mikey. -Habló bajito tratando de no hacer tanto ruido para no despertar a su madre y su hermano-.

—La tuya.

Damned. -Se frotó los ojos y volvió a mirarlo-. Jiro, son las dos de la mañana ¡Las dos de la mañana! ¡¿Qué te pasa?! -Gritó en un susurro-. Estaba durmiendo.

—No me mientas, renacuaja.

Baila lento flor morada... Que me recuerdas a mi amado~

Maldito ratón sin cola.

—Baja, sé que no estabas durmiendo. -Dijo con seriedad mientras la señalaba con su índice- No me hagas ir por tí. -Se acercó al árbol que estaba junto a su ventana y posó una mano en el tronco-. Olvídalo, si iré por tí.

—¡Don't even think about it! -Lo miró enojada y le hizo señas para que se detuviera-.

—¿Qué dijiste?

¡Que ni se te ocurra, Mikey! -Gritó por lo bajo, ya enojada-. Espérame, ya bajo  --Se separó de la ventana a lo que Manjiro comenzó a celebrar en voz baja su victoria-.

No estaba de humor. A regañadientes, tomó un suéter que anteriormente le había robado a Mikey, se puso una zapatillas y con todo el dolor de su alma se acercó a la ventana nuevamente. Se sentó en el marco de este y desde arriba observó al peli ceniza quien la miraba con una sonrisa emocionada, alzando sus pulgares haciéndole saber que todo estaría bien y que no se caería.

—Si te caes, te daré unas gomitas.

Vaya manera de calmar, Mikey.

Se acercó al árbol junto a su ventana y lo bajó con cuidado. Mirando hacia abajo pisando firmemente las ramas para no resbalar.

—(Si mi mamá me viera ahora). -Pensó en cómo tal vez reaccionaria su jefecita al saber que sube y baja ese árbol como una profesional-. (Dios mío, por lo que más quieras... No dejes que Tengen me descubra).

Aunque ese no era un problema realmente, su madre adora a estos chicos, quizá y ella misma le dijo a Manjiro que la fuera a buscar para que despejara su mente un rato. Stella había notado que shira había llegado un poco extraña a casa, con decir que ni siquiera quiso bajar a cenar.

¿𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑎𝑠?... (𝐵𝑎𝑗𝑖 𝑥 𝑇/𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora