Capítulo 2: Viejos amigos, nuevos misterios

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El cálido abrazo de Grunkle Stan aún se sentía familiar mientras Dipper y Mabel entraban en la Cabaña del Misterio, acompañados por una avalancha de recuerdos. La vieja cabaña apenas había cambiado; seguía siendo tan excéntrica y caótica como siempre. Cada rincón estaba lleno de extrañas reliquias, carteles engañosos y el constante aroma a madera envejecida.

-¡Este lugar sigue igualito! -gritó Mabel, mirando alrededor con sus ojos brillando de emoción-. ¡Oh, espera! ¿Has puesto más llamas en el cuarto de los souvenirs, Grunkle Stan?

Stan se rió entre dientes mientras cerraba la puerta detrás de ellos.

-Esas llamas han sido una mina de oro, Mabel -dijo, llevándose las manos a los bolsillos de su chaleco-. Los turistas aman las cosas raras, y eso es lo que mejor hacemos aquí.

Dipper, aunque emocionado por estar de vuelta, no podía quitarse la sensación de que algo era diferente. Como si la cabaña escondiera un nuevo secreto bajo su familiar fachada. Caminó hacia la esquina donde una vez estuvo el sofá desvencijado en el que tantas veces había descansado, y miró alrededor. Todo parecía estar en su lugar, pero había una leve incomodidad en el aire, como si la cabaña estuviera esperando que algo sucediera.

-¿Y Soos? -preguntó Dipper, buscando a su viejo amigo y fiel compañero de aventuras.

-¡Ah! -Stan se frotó la nuca, como si hubiera olvidado algo importante-. Soos está trabajando en algo grande en la cabaña, una especie de "mejora". No sé por qué lo llamo mejora, porque la cabaña ya es perfecta, pero él insiste. ¡Ya verán!

De repente, el suelo retumbó, haciendo que varios objetos en los estantes temblaran. Mabel y Dipper intercambiaron una mirada de confusión mientras un estruendoso ruido de maquinaria provenía del sótano. Stan puso los ojos en blanco.

-Y ahí lo tienen, Soos siendo Soos -murmuró, mientras se dirigía hacia el sótano-. Voy a ver qué desastre está causando esta vez.

Mabel, sin perder un segundo, corrió hacia el sótano detrás de Stan, mientras Dipper, curioso pero también algo preocupado, los seguía. Bajaron las escaleras y se encontraron con una escena que no podían haber anticipado: Soos, vestido con un casco de constructor y lleno de polvo, manipulaba una gigantesca máquina que ocupaba casi todo el espacio del sótano.

-¡Soos! -gritó Mabel, agitando los brazos con entusiasmo-. ¿Qué estás haciendo? ¿Estás construyendo un robot gigante? ¿Es para pelear contra un monstruo? ¡Dime que es para pelear contra un monstruo!

Soos levantó la vista de su trabajo y sonrió ampliamente al ver a los gemelos.

-¡Dudes! ¡Están de vuelta! -dijo con su típica alegría-. ¡Oh, esto es asombroso! Y, eh, sobre el robot gigante... bueno, no exactamente. Estoy trabajando en mejorar la Cabaña del Misterio, hacerla más... misteriosa, si saben a lo que me refiero.

Dipper arqueó una ceja mientras observaba la compleja máquina que Soos había armado.

-¿Qué se supone que es eso? -preguntó, acercándose para examinarla de cerca.

-Es un potenciador de misterios, dude -respondió Soos con una sonrisa confiada, aunque claramente no estaba muy seguro de cómo funcionaba-. Básicamente, tomamos las cosas raras de la cabaña y... ¡las hacemos más raras!

Mabel soltó una carcajada mientras se imaginaba lo que podría significar "más raras" en un lugar ya tan extraño como la Cabaña del Misterio.

-¡Esto va a ser increíble! -dijo, saltando emocionada-. ¡Soos, siempre sabes cómo hacerlo mejor!

Stan, sin embargo, no parecía tan convencido. Se acercó a Soos y lo miró de reojo.

-Oye, ¿esto va a costar dinero? Porque ya sabes que no me gusta gastar si no es necesario, especialmente en algo que podría explotar.

La conexión oculta: DIPPER Y PACIFICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora