Capítulo 23: El Despertar del Portal

60 2 0
                                    

El Aviso de Ford

La tierra temblaba bajo los pies de todos, sacudiendo los árboles y levantando el polvo del suelo. El aire vibraba con una energía extraña y poderosa, una que Ford reconocía al instante.

—¡El portal se está activando! —gritó Ford con urgencia mientras corría hacia Dipper y Pacifica, quienes todavía estaban procesando el momento íntimo que acababan de compartir.

Dipper dio un salto, su corazón acelerado tanto por lo que Ford acababa de decir como por el hecho de que el caos estaba por comenzar. Pacifica lo miró con preocupación, pero había una determinación en sus ojos que lo tranquilizó.

—¿Qué hacemos? —preguntó Mabel, corriendo junto a ellos, con Stan, Wendy y Soos siguiendo de cerca.

—Tenemos que actuar rápido. El portal está conectando múltiples dimensiones y, si no lo sellamos a tiempo, Bill podría regresar con más fuerza de lo que imaginamos. Todo lo que hemos intentado detener podría convertirse en una realidad. —Ford ajustó sus gafas, su rostro lleno de gravedad.

—¿Cómo lo sellamos? —preguntó Dipper, nervioso pero listo para enfrentar el desafío.

—Tenemos la primera llave —señaló Ford, refiriéndose a los tatuajes brillantes en el brazo de Dipper—, pero necesitamos encontrar las otras pistas y la forma exacta de cerrarlo para siempre. Este no es un simple portal, Dipper. Está diseñado para fragmentar la realidad si se descontrola.

El equipo se reunió rápidamente, cada uno asumiendo su rol. Wendy y Soos se encargaron de reunir equipo de seguridad, mientras Stan preparaba las herramientas tecnológicas que Ford había creado. Mabel, como siempre, se mantuvo al lado de Dipper y Pacifica, lista para apoyar a su hermano en lo que fuera necesario.

—Lo sellaremos, juntos —dijo Pacifica con convicción, tomando la mano de Dipper un momento antes de que la situación volviera a tensarse aún más.

Cuando llegaron al lugar del portal, una energía vibrante y oscura se movía en espirales en el aire, como si estuviera absorbiendo las partículas a su alrededor. El portal, rodeado de símbolos que Dipper ya había visto en sus sueños y visiones, emitía un ruido gutural, como si el universo mismo estuviera retorciéndose en un esfuerzo por liberarse de sus límites.

—Esto no es bueno... —murmuró Wendy, sujeta a su hacha, lista para cualquier cosa.

—¿Qué hacemos exactamente? —preguntó Soos, sin poder ocultar el nerviosismo en su voz.

Ford miró el portal con una mezcla de admiración y temor. Sabía lo peligroso que era. Bill Cipher había planeado esto desde el principio, manipulando a todos como piezas en un juego cósmico.

—Debemos utilizar las claves que hemos obtenido hasta ahora —explicó Ford—. Dipper, esos símbolos en tu brazo... están conectados con el portal. Necesitamos que te concentres en ellos y encuentres la próxima pista. Sólo así podremos evitar que Bill regrese.

Dipper asintió, aunque el peso de la responsabilidad era enorme. Cerró los ojos y trató de concentrarse, dejando que los símbolos en su brazo lo guiaran. Mientras lo hacía, sentía una conexión cada vez más fuerte con el portal, como si las mismas fuerzas del universo tiraran de él.

Pacifica se acercó, poniendo su mano sobre el hombro de Dipper para ofrecerle su apoyo.

—Estamos contigo, Dipper. No estás solo en esto.

El calor de la mano de Pacifica le dio fuerzas, y entonces los símbolos en su brazo comenzaron a brillar con más intensidad. Dipper sintió que una energía le recorría el cuerpo, como si su mente estuviera siendo transportada a otro lugar.

Mientras todo esto ocurría, Karol se encontraba en la distancia, observando con una sonrisa retorcida. Gideon estaba a su lado, sus ojos brillando con una intensidad oscura.

—Ellos creen que están cerca de sellar el portal... —dijo Gideon, con una risa sibilante—, pero lo que no saben es que están jugando justo en nuestras manos.

Karol asintió, su rostro endurecido por el odio que sentía hacia Pacifica. La humillación que había sufrido la quemaba por dentro.

—Bill me prometió que si los detengo, obtendré lo que siempre quise... —dijo Karol—. Y eso incluye deshacerme de Pacifica y quedarme con Dipper.

—Así es, querida —respondió la voz de Bill desde alguna parte, como un susurro en la mente de ambos—. Todo lo que tienes que hacer es detenerlos. No es tan difícil, ¿verdad?

Karol asintió, decidida. Bill, Gideon y ella se lanzarían al ataque en el momento justo, asegurándose de que los Pines no completaran su misión.

De vuelta en el portal, algo comenzó a ir mal. Las energías del portal empezaron a oscilar peligrosamente. El cielo se volvió de un tono púrpura oscuro, y truenos retumbaban en la distancia. El portal estaba sobrecargándose, como si Bill estuviera intentando cruzar a través de él antes de que pudieran cerrarlo.

Ford gritó por encima del rugido del viento.

—¡Dipper, no podemos mantener esto mucho tiempo! ¡Haz algo rápido!

Dipper, sudando por el esfuerzo de mantener la conexión con los símbolos, finalmente sintió una chispa de claridad. La segunda pista apareció en su mente, tan clara como si siempre hubiera estado ahí: un símbolo en forma de ojo, que representaba la vigilancia constante de Bill.

—¡Lo tengo! —gritó Dipper—. ¡La segunda clave es el ojo de Bill!

Ford asintió con aprobación.

—¡Bien! Ahora solo tenemos que encontrar la tercera y última clave antes de que el portal se descontrole.

Pero justo cuando Ford estaba a punto de explicar el siguiente paso, Karol y Gideon irrumpieron en la escena, interrumpiendo sus planes.

—¡Deténganse! —gritó Karol, su rostro deformado por la furia—. No voy a permitir que arruinen todo esto. ¡Este es mi momento!

Dipper y Pacifica intercambiaron miradas, sabiendo que se avecinaba un enfrentamiento.

Karol avanzó con paso firme, acercándose a Pacifica con una sonrisa desafiante.

—¿De verdad creías que me ibas a humillar y salirte con la tuya? —dijo Karol, con una voz venenosa—. Yo seré quien se quede con Dipper, y tú solo serás una sombra en el pasado.

Pacifica, sin perder la calma, la miró fijamente.

—¿Crees que un chico es un trofeo que puedes ganar? —respondió Pacifica, con un tono frío—. Dipper no es un premio, ni tú ni nadie puede decidir sobre su vida.

—¡Tú no me conoces! —Karol gritó con desesperación—. Lo único que quiero es que tú desaparezcas. ¡Él es mío!

La tensión entre ellas creció al máximo, y todo lo que se había reprimido estalló en una fuerte discusión. Pero Pacifica, con su lado Northwest en pleno control, no dejó que Karol la intimidara más.

Mientras tanto, Dipper se enfrentaba a Gideon, que utilizaba la energía del portal para intentar desestabilizarlos.

—Bill ha estado manipulando todo desde el principio, Dipper —dijo Gideon, con una sonrisa maliciosa—. Todo lo que has hecho, todas las pistas que has seguido, no han sido más que marionetas en su gran obra. Y pronto, Bill estará aquí para reclamar su trono.

—No lo permitiremos —respondió Dipper con firmeza—. No esta vez.

Con el conflicto en su punto más álgido, el portal comenzó a girar más rápido. Las energías multiversales comenzaron a desgarrar el aire a su alrededor, creando un vórtice que amenazaba con devorar todo a su paso.

—¡Tenemos que actuar ahora! —gritó Ford—. ¡Dipper, encuentra la última clave!

Dipper, sintiendo lapresión de todo el universo sobre sus hombros, cerró los ojos y dejó que lossímbolos lo guiaran una vez más.

La conexión oculta: DIPPER Y PACIFICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora