Capítulo 3: Entre sospechas y recuerdos

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El sol comenzaba a esconderse detrás de los altos pinos de Gravity Falls, pintando el cielo de tonos naranjas y púrpuras. El aire fresco de la tarde anunciaba la llegada de la noche, y con ella, ese familiar ambiente de misterio que Dipper siempre había asociado con el pueblo. Habían pasado solo unas horas desde su llegada, pero ya sentía que algo estaba por desatarse.

Después del encuentro inesperado con Pacifica, Dipper no podía sacársela de la cabeza. El recuerdo de la breve conversación seguía repitiéndose en su mente. Algo en su forma de hablar, en su mirada... ella también parecía sentir que algo extraño estaba ocurriendo. Pacifica siempre había sido más que solo una cara bonita y una chica rica. Desde aquel verano cinco años atrás, había mostrado una valentía y una profundidad que sorprendieron a Dipper. Y ahora, al verla de nuevo, esas sensaciones volvían con fuerza.

Mabel, por su parte, parecía más interesada en hacer de su reencuentro una fiesta de bienvenida.

—¡Dipper! ¡Pacifica dijo que mañana quiere que vayamos a la mansión! —gritó Mabel mientras corría hacia él con suéteres y bocadillos en la mano—. ¡Es nuestra oportunidad de ver si su casa sigue siendo tan lujosa como antes! Y claro, quiero ver si puedo convencerla de hacer una fiesta de pijamas.

—¿Una fiesta de pijamas en la mansión de Pacifica? —repitió Dipper, algo distraído. Sabía que Pacifica ya no era la misma niña mimada que solía ser, pero la idea de volver a su mansión traía recuerdos de su primera visita, y no todos eran buenos.

—¡Sí! —respondió Mabel, saltando emocionada—. ¡Vamos, Dipper! Será divertido. Además, podrías hablar más con ella. ¡Ya sabes, reavivar esa chispa de amistad! —Mabel le guiñó un ojo, como si supiera algo que él no. Dipper solo puso los ojos en blanco.

—Mabel, no sé si Pacifica quiere hacer una fiesta... —intentó protestar Dipper, pero su hermana ya estaba demasiado entusiasmada con la idea.

—Oh, por favor, ¿qué chica diría que no a una fiesta organizada por la increíble Mabel Pines? —dijo mientras daba una vuelta teatral con sus brazos extendidos—. ¡Estoy hecha para estas cosas!

Dipper dejó escapar un suspiro y sonrió levemente. Sabía que una vez que Mabel se emocionaba con una idea, no había forma de detenerla.

—Bien, pero no prometo nada. Además, tenemos cosas más importantes que considerar —dijo Dipper, volviendo a su tono más serio—. Pacifica mencionó que también ha notado que algo extraño sigue ocurriendo en Gravity Falls.

Mabel levantó una ceja, claramente más interesada en los planes de fiesta que en cualquier misterio paranormal.

—¿Oh, sí? —preguntó con indiferencia—. Bueno, este lugar siempre ha sido raro, Dipper. ¿Qué tiene de nuevo eso?

Dipper se cruzó de brazos, sintiendo que debía ser el único que estaba preocupado por las señales. Gravity Falls era un lugar lleno de secretos, y aunque habían derrotado a Bill Cipher, siempre había más que descubrir. Nunca había sido solo un pueblo ordinario, y su instinto le decía que algo grande se estaba gestando nuevamente.

—Simplemente creo que deberíamos estar atentos. Las cosas en este lugar nunca son lo que parecen, y si Pacifica también lo siente, entonces... —empezó Dipper, pero fue interrumpido por el sonido de la puerta principal abriéndose.

Grunkle Stan apareció con una sonrisa cansada, llevando lo que parecía ser un antiguo mapa enrollado bajo el brazo.

—¡Chicos, tengo algo que mostrarles! —anunció Stan, claramente emocionado por algo—. Esto es mejor que cualquier fiesta o charla de chicas.

—¿Es un mapa del tesoro? —preguntó Mabel, sus ojos brillando con la misma emoción que el viejo Stan.

Stan sonrió con una mezcla de misterio y orgullo mientras desplegaba el mapa sobre la mesa del comedor. Era un pedazo de papel amarillento, con bordes desgastados y símbolos extraños dibujados en él. Dipper se acercó de inmediato, su curiosidad despertada por el antiguo pergamino.

La conexión oculta: DIPPER Y PACIFICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora