Capítulo 25: El Sacrificio de Dipper

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El Plan de Ford

Ford observaba el portal cerrado, su mente girando en torno a la creciente amenaza de Bill Cipher. Sabía que no tenían mucho tiempo antes de que Bill recuperara todo su poder, y la única solución que parecía viable lo atormentaba.

—Hay una posibilidad —comenzó Ford, mientras todos los presentes, Dipper, Mabel, Pacifica, Stan, Wendy, Soos y el resto, se quedaban en silencio esperando sus palabras—. Una forma definitiva de destruir a Bill... pero tiene un costo.

—¿Qué tipo de costo? —preguntó Dipper, su voz llena de preocupación.

Ford tomó aire profundamente y explicó:

—Dipper, los símbolos en tu brazo están conectados con Bill y con el portal. Tú eres la llave para sellar su retorno. Si te sacrificas y destruyes el sello que te une a él, existe la posibilidad de que lo arrastres contigo y lo destruyas para siempre.

El silencio cayó como una losa sobre la habitación. Mabel, Pacifica y el resto se quedaron mirando a Ford, incapaces de procesar lo que acababa de decir.

—¡No! —exclamó Mabel, con lágrimas comenzando a llenar sus ojos—. ¡No voy a permitir que pierda a mi único hermano!

Pacifica también estaba conmocionada, su mente inundada por el terror de perder a Dipper. No podía imaginar un mundo sin él, y en su corazón, una voz susurraba que con él quería construir un futuro, incluso formar una familia algún día. No, no lo perdería de ninguna manera.

—Debe haber otra forma —dijo Pacifica, su voz temblorosa pero decidida—. No podemos sacrificar a Dipper.

Ford asintió, comprendiendo el dolor que estaban sintiendo todos.

—Es solo una de las posibilidades, pero no la única. Aún tenemos algo de tiempo antes de que Bill recupere todo su poder. Debemos trabajar juntos y encontrar otra solución.

Más tarde esa noche, Dipper y Pacifica se sentaron a solas bajo el cielo estrellado, intentando procesar todo lo que había ocurrido. El brillo de las estrellas parecía insignificante comparado con el peso que llevaban en sus corazones.

—No puedo creer lo que está pasando —dijo Dipper, rompiendo el silencio—. Todo esto, los símbolos, Bill... y ahora la posibilidad de sacrificarme.

Pacifica se acercó más a él, tomando su mano entre las suyas.

—No te perderé, Dipper. No voy a dejar que eso suceda. —Su voz era suave, pero estaba llena de determinación—. Ya hemos pasado por demasiado juntos, y... —Sus ojos se encontraron, y Pacifica dejó que sus emociones afloraran—. Quiero un futuro contigo. Quiero que estemos juntos, y no puedo imaginarlo de otra manera.

Dipper se sintió conmovido por sus palabras. Con suavidad, acarició su mejilla, secando una lágrima que caía.

—Yo también quiero un futuro contigo, Pacifica —dijo él, su voz cargada de sinceridad—. Pase lo que pase, siempre te miraré de la misma manera. Nada va a cambiar eso.

Sus labios se encontraron en un beso profundo y apasionado, un gesto de amor y esperanza en medio de la tormenta que se avecinaba. Mientras se besaban, los símbolos en el brazo de Dipper comenzaron a brillar levemente, como si respondieran a la intensidad de sus emociones.

En otra parte, lejos de los Pines, Karol, Gideon y Bill estaban planeando en las sombras. Bill, aunque aún no completamente recuperado, se manifestaba en forma de un triángulo flotante y resplandeciente, su risa malévola llenando el ambiente.

—Muy bien, niños —dijo Bill con su habitual tono burlón—, el tiempo está de nuestro lado. Mis poderes están regresando, y pronto seré imparable. Pero necesitamos algo de caos para distraer a esos molestos Pines y sus amigos.

—¿Qué sugieres? —preguntó Gideon, su pequeño cuerpo temblando de emoción al saber que estaba aliado con Bill una vez más.

Bill giró en el aire, pensativo.

—Podríamos atacar emocionalmente —respondió—. Karol, querida, tú sabes exactamente cómo hacerlo. Sigue jugando con sus mentes, especialmente con esa niña rica. Hazla dudar, haz que pierda la concentración, y lo más importante, asegúrate de que Dipper no complete su tarea.

Karol asintió, su sonrisa sádica mostrando su determinación.

—Lo haré. Pacifica no sabe con quién se ha metido. Haré que se arrepienta de cada palabra que me ha dicho.

Bill soltó una carcajada.

—¡Eso es lo que me gusta escuchar! Mientras tanto, yo seguiré absorbiendo poder. No pasarán muchos días antes de que sea lo suficientemente fuerte para tomar este universo como mi propio patio de juegos.

Gideon, con una sonrisa de autosuficiencia, añadió:

—Y cuando todo haya terminado, Mabel será mía.

Bill se volvió hacia Gideon, su ojo amarillo centelleando.

—Claro que sí, niño. Claro que sí.

De vuelta en la cabaña, Mabel y Dipper estaban sentados juntos en la sala de estar. Mabel aún tenía los ojos rojos de tanto llorar, pero su determinación brillaba.

—No puedes hacer esto, Dipper —dijo Mabel con voz temblorosa—. No puedes sacrificarte. Te necesito. Eres mi hermano, mi mejor amigo.

Dipper la miró con cariño, sabiendo lo difícil que era para ella.

—No voy a hacerlo, Mabel. Encontraremos otra manera. Siempre lo hacemos.

—Pero ¿y si no? —preguntó ella—. ¿Y si no hay otra opción?

Dipper puso una mano en el hombro de su hermana.

—Siempre hay otra opción. Confío en Ford, y confío en nosotros. Lo superaremos.

Mabel lo abrazó con fuerza, como si temiera que si lo soltaba, lo perdería para siempre.

—Te quiero, Dipper. No puedo perderte.

Dipper cerró los ojos, abrazándola de vuelta.

—Yo también te quiero, Mabel. Y no voy a ninguna parte.

Ford había estado trabajando sin descanso, buscando en los diarios y en su propia experiencia con Bill cualquier otra posible solución. Después de horas de búsqueda, finalmente encontró algo.

—¡Lo tengo! —exclamó Ford, llamando la atención de todos—. Hay una forma de destruir a Bill sin sacrificar a Dipper. Los símbolos en su brazo no solo están vinculados a Bill, también a una dimensión paralela donde su poder es nulo. Si logramos llevarlo a esa dimensión antes de que recupere toda su fuerza, podremos destruirlo allí.

—¿Y cómo hacemos eso? —preguntó Stan, siempre pragmático.

—Vamos a necesitar el portal del laboratorio. Afortunadamente, todavía está intacto —respondió Ford—. Pero vamos a tener que ser rápidos. Bill está ganando fuerza con cada segundo que pasa.

Mientras Ford explicaba el plan, la figura de Bill se apareció nuevamente, flotando sobre ellos, su presencia oscureciendo la habitación.

—¿Ya están haciendo planes sin mí? —dijo Bill con una risa burlona—. ¡Qué tiernos! Pero les advierto, no podrán detenerme. No esta vez. Estoy más cerca de recuperar mi poder de lo que creen, y cuando lo haga... destruiré todo lo que aman.

Sus palabras helaron lasangre de todos en la habitación. Era una carrera contra el tiempo, y sabíanque no podían fallar.

La conexión oculta: DIPPER Y PACIFICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora