Capítulo 12: Secretos Revelados

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El Misterio de la Medianoche

La noche caía sobre Gravity Falls, envolviendo la cabaña del Mystery Shack en sombras profundas. Pacifica no había podido dormir desde el beso. Cada vez que cerraba los ojos, sentía el calor de los labios de Dipper, la sorpresa en su mirada, y la confusión que había quedado flotando en el aire después de ese momento. Se revolvió en su cama, sintiendo el corazón acelerado. No podía dejar de pensar en él, pero tampoco podía enfrentar lo que había hecho.

Dipper, por su parte, no estaba mucho mejor. Sentado en la pequeña mesa de su habitación, miraba el extraño tatuaje en su brazo, intentando distraerse. Los símbolos parecían pulsar en la oscuridad, como si tuvieran vida propia. Pero cada vez que bajaba la mirada, la imagen de Pacifica invadía su mente, y la confusión volvía a tomar el control.

"¿Qué está pasando entre nosotros?", se preguntó en silencio.

El sonido de un crujido en la cabaña lo sacó de sus pensamientos. Al principio pensó que sería Mabel en alguna de sus típicas excursiones nocturnas a la cocina, pero el sonido era diferente, más intenso. Se levantó con cautela, asegurándose de que su linterna estuviera a mano, y salió de la habitación. A medida que avanzaba por el pasillo, un aire frío se colaba por las grietas de las ventanas. Algo no estaba bien.

Cuando llegó a la sala principal del Shack, encontró a Ford, inclinado sobre el diario recién creado con el símbolo del pino grabado en su portada. Su tío no parecía haberse dado cuenta de su presencia, completamente absorto en sus investigaciones.

—¿Tío Ford? —susurró Dipper.

Ford levantó la vista, sorprendido por la interrupción, pero rápidamente se relajó al ver a su sobrino.

—Ah, Dipper. No te vi entrar. —Ford señaló el diario con su pluma—. Estoy estudiando los símbolos de tu tatuaje. Estos no son comunes... tienen una conexión profunda con el tejido mismo del multiverso.

Dipper sintió un escalofrío recorrer su espalda. Ya había sospechado que los símbolos eran más que simples marcas, pero escuchar que estaban conectados con algo tan grande como el multiverso lo hacía sentir pequeño y vulnerable.

—¿Sabes qué significan? —preguntó, esperando una respuesta clara, pero sabiendo que con Ford nada era sencillo.

Ford se frotó la barbilla, pensativo.

—No todos. Pero lo que sí sé es que no estás solo, Dipper. Estas marcas te vinculan a algo, o a alguien. Y tengo la sospecha de que no eres el único que ha sido marcado.

Dipper frunció el ceño, confundido.

—¿Qué quieres decir?

Ford le lanzó una mirada seria, bajando la voz como si temiera que alguien más pudiera escuchar.

—Este tipo de marca... no es la primera vez que la veo. Hace años, cuando me aventuré a otros mundos y dimensiones, me encontré con seres que portaban símbolos similares. Eran guardianes, protectores de secretos universales, pero también estaban condenados a llevar esas marcas hasta su muerte.

El corazón de Dipper comenzó a latir con fuerza. La idea de estar vinculado a algo tan peligroso y misterioso lo aterrorizaba. ¿Estaba en peligro? ¿Y qué pasaría con aquellos a su alrededor?

—¿Podrías... podrías estar diciendo que alguien o algo me está vigilando? —preguntó, sintiendo cómo el nudo en su estómago se apretaba más.

Ford asintió con gravedad.

—No lo descarto. Estos símbolos no son inofensivos. Y lo peor de todo es que alguien más podría estar buscando estas marcas, y cuando lo hagan... estarás en el centro de algo mucho más grande de lo que imaginas.

Mientras tanto, Pacifica estaba sentada en la cocina, tomando un vaso de agua para calmar sus nervios. El beso la había dejado completamente desconcertada. "¿Qué he hecho?", se preguntaba una y otra vez, repasando el momento en su mente. Por más que intentaba convencerse de que había sido solo un impulso, no podía negar que había sentido algo real.

La puerta de la cocina se abrió lentamente, y Mabel entró, con su usual energía pero con una mirada curiosa.

—¡Pacifica! ¿Estás bien? —preguntó con una sonrisa—. Te vi salir corriendo antes, y luego Dipper también desapareció... ¿Hay algo que me haya perdido?

Pacifica se mordió el labio, dudando por un momento. No era como si pudiera contarle a Mabel que había besado a su hermano, ¿verdad? Al menos, no todavía.

—No es nada, Mabel. Solo... estrés por todo lo que está pasando. Este lugar, los misterios... —intentó desviar la atención.

Pero Mabel la miraba con una mezcla de desconfianza y curiosidad. Se acercó, poniendo una mano en su hombro.

—Pacifica, sé que algo pasa. Y si tiene que ver con Dipper... puedes contármelo.

El corazón de Pacifica se aceleró. ¿Cómo lo hacía Mabel? Siempre parecía saber más de lo que dejaba ver. Pero antes de que pudiera confesar algo, un fuerte estruendo resonó desde el sótano, interrumpiendo su conversación. Ambas chicas se sobresaltaron y corrieron hacia el sonido.

Dipper y Ford también escucharon el ruido, y sin perder tiempo, corrieron hacia el origen. El sótano, donde Ford solía trabajar en sus experimentos más peligrosos, estaba lleno de humo y destellos eléctricos. Algo había salido terriblemente mal.

Cuando llegaron al lugar, Stan ya estaba allí, tosiendo y agitando las manos en un vano intento de despejar el humo.

—¡¿Qué diablos pasóaquí?! —exclamó Stan, mirando a Ford con una mezcla de irritación ypreocupación.

—¡¿Qué diablos pasóaquí?! —exclamó Stan, mirando a Ford con una mezcla de irritación ypreocupación

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Ford se apresuró a revisar los equipos. Varios dispositivos habían explotado, dejando chispas por todas partes. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue un extraño objeto en el centro de la habitación: una esfera de cristal que emitía una luz débil y pulsante, casi como un corazón latiendo.

—Esto... no estaba aquí antes —dijo Ford, acercándose a la esfera con precaución.

Dipper sintió un escalofrío al mirarla. Había algo en esa esfera que lo perturbaba profundamente. Los símbolos en su brazo comenzaron a brillar débilmente, como si respondieran a la energía del objeto.

Pacifica y Mabel llegaron justo a tiempo para ver lo que ocurría.

—¿Qué es eso? —preguntó Pacifica, sin poder apartar los ojos de la esfera.

Ford frunció el ceño, claramente preocupado.

—No lo sé, pero no parece ser de este mundo. Y si está aquí, significa que algo o alguien la ha traído. Esto podría estar conectado con los símbolos de Dipper.

El aire en la habitación se volvió más pesado. Todos podían sentirlo: algo más grande, más peligroso, estaba ocurriendo en Gravity Falls. Y esta vez, el peligro parecía estar mucho más cerca de lo que jamás habían imaginado.

La conexión oculta: DIPPER Y PACIFICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora