Capítulo 4: Sombras del pasado

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Presente: Noche en la Mansión Northwest

La mansión de Pacifica era aún más impresionante por dentro de lo que Dipper y Mabel recordaban. Las paredes estaban adornadas con cuadros antiguos, grandes lámparas de araña colgaban del techo, y las habitaciones parecían interminables. Sin embargo, había una sensación de vacío que hacía que el lugar pareciera más inquietante de lo que debería. Mientras caminaban por los pasillos, Dipper no podía evitar sentir que algo estaba observándolos desde las sombras.

Mabel, por su parte, estaba totalmente en su elemento, corriendo de una habitación a otra, maravillándose con la decoración y probándose cualquier objeto que encontrara.

—¡Este lugar es perfecto para una fiesta de pijamas de lujo! —exclamó mientras se colocaba un sombrero de copa antiguo—. ¡Mira esto, Dipper! ¡Me siento como una reina!

Pacifica sonrió mientras los seguía de cerca, aunque su mirada era más distante. Aunque había hecho muchos cambios en la mansión, seguía sintiendo la opresión de los recuerdos de su familia. Pero ahora tenía a los Pines aquí, y eso hacía que todo se sintiera un poco menos pesado.

—Me alegra que les guste el lugar —dijo Pacifica, pero su tono no era del todo convincente.

Dipper, notando la falta de entusiasmo en su voz, se acercó a ella. Aunque quería disfrutar del momento, su mente seguía ocupada en el extraño mapa que Stan había encontrado. Y más allá de eso, había algo que Pacifica no estaba diciendo, algo que parecía estar en el aire, como una sombra que los acechaba.

—Pacifica, ¿estás bien? —preguntó Dipper en voz baja, para que Mabel no los escuchara.

Pacifica miró hacia él por un segundo, sus ojos azules brillando bajo la tenue luz de la mansión.

—Sí... solo que a veces este lugar me resulta... abrumador —respondió con una sonrisa forzada—. Ha cambiado mucho, pero algunas cosas nunca cambian.

Antes de que Dipper pudiera responder, Mabel interrumpió con su habitual energía.

—¡Oigan, chicos! ¡Encontré una puerta secreta! —gritó desde el final del pasillo, claramente emocionada.

Dipper y Pacifica intercambiaron miradas antes de correr hacia donde Mabel los llamaba. Allí, en una esquina del pasillo, había una puerta pequeña que parecía estar camuflada con la pared. Era tan discreta que cualquier otro la habría pasado por alto. Pero no Mabel.

—¡Lo sabía! ¡La mansión de los Northwest tiene que tener secretos! —anunció Mabel, claramente orgullosa de su descubrimiento.

—Nunca había visto esa puerta antes —dijo Pacifica, algo sorprendida—. Creí que conocía todos los rincones de esta casa.

Dipper se agachó para examinar la puerta más de cerca. Estaba cubierta de polvo, como si no hubiera sido abierta en años. Algo en ella lo hacía sentir incómodo, como si al abrirla estuvieran desatando algo más que solo una habitación oculta.

—¿Deberíamos abrirla? —preguntó Mabel, ya lista para girar la manija.

—Espera —dijo Dipper, poniéndose de pie—. Tal vez deberíamos ser un poco más cuidadosos. No sabemos lo que podría haber detrás.

Pacifica lo miró, asintiendo con la cabeza. Aunque era su casa, había aprendido que en Gravity Falls, nunca se podía estar demasiado seguro.

Pasado: Cabaña del Misterio, hace cinco años

El sol estaba alto en el cielo mientras Dipper hojeaba frenéticamente el diario número tres, buscando alguna pista sobre el último misterio que habían encontrado. Mabel estaba en el sofá, trabajando en otro de sus excéntricos proyectos de arte, mientras Stan discutía con Soos sobre algún problema con los clientes de la tienda.

La conexión oculta: DIPPER Y PACIFICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora