Capítulo 11

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El alfa estaba disfrutando de un banquete, tenía a su omega en cuatro con la cabeza pegada a la cama, con el culo al aire y las piernas abiertas. Paso su lengua despacio saboreando ese lubricante natural que dejaba salir con tanta facilidad, chupó y lamió tanto como quiso, era tan suyo que no desperdiciaría ni un poquito.

Los gemidos de su omega se intensificaron cuando puso su miembro sobre su entrada pero antes de penetrarlo se masturbó y golpeó sus nalgas con algo de fuerza recibiendo jadeos como respuesta.

— Alfa por favor.

Al escucharlo su cuerpo sintió una pequeña electricidad recorrerlo, adoraba cuando utilizaba esa voz tan encantadora y seductora, mordió su labio mientras ingresaba a su interior sintiendo esa paredes presionarlo, gimió cuando observó la vista que tenía.

Su miembro siendo tragado por el lindo culo de su omega, mierda, sus ojos color ámbar brillaron en ese momento porque era tan obsceno pero tan bueno a la vez.

— Joder, tenías que poseer un culo tan lindo.

— Alfa, te siento tan pero tan adentro.

— Abre más las piernas — Demandó.

Y le hizo caso, Sergio abrió un poco más las piernas arqueando su espalda en el proceso, empezó a penetrarlo despacio y este le seguía el ritmo con un movimiento de cadera moderado, de su boca no salían más que jadeos y gemidos.

Tomó las manos ajenas y los puso detrás de su espalda apretándolas con algo de fuerza, empezó a penetrarlo un poco más rápido con algo de dureza, el sonido de sus pieles chocando una y otra vez inundaron la habitación.

Cuando lo escuchó lloriquear lo penetró rápido y profundo, lo que más le gustaba es que el omega no se callaría por ningún motivo, era bullicioso y le encantaba tanto porque era la única manera en que le gustaba ver a Sergio siendo un desastre. Su lobo y él estaban tan felices de poder poseer ese lindo cuerpo e intentar llenarlo de cachorros.

— ¡Alfa! — Sus piernas empezaron a temblar y apretó sus manos porque no podía hacer nada más con ellas— Me voy a caer — Susurró pero el alfa con una de sus manos lo agarró por la cintura para ser su sostén— Dios ¡Más! — Casi revoloteó los ojos cuando el pene de su marido lo golpeó justo en ese punto.

Supo que su omega iba a correrse porque su cuerpo empezó a temblar poquito así que no paró y siguió dando estocadas hasta que lo escuchó maldecir y entonces bajó el ritmo.

Lo terminó poniendo boca arriba y alzó sus bonitas piernas a sus hombros.

— Cachorros.

— Hazme los cachorros que quieras — Sabía perfectamente que el alfa tardaba más en correrse cuando estaba en celo.

Tomó parte de sus muslos entre sus manos volviendo a su momento favorito de joderlo despacio pero profundo, gimió cuando su omega contrajo su entrada.

Su entrada estaba resbaladiza por el lubricante y el semen que se mezclaban haciendo tan fácil la penetración, el chapoteo era imposible de silenciar.

Se inclinó buscando la boca ajena encontrándola sin ningún problema y siendo recibido con un beso demandante, metió su lengua y exploró una vez más esa boca que tanto amaba, enredó sus dedos en el suave cabello de su omega y lo jaló con algo de fuerza mientras sus labios se chupaban una y otra vez ahogando los inevitables gemidos del omega quien no podía estar en silencio al tener el pene de su alfa golpeándolo lento pero profundo y su boca siendo invadida de una manera tan descarada.

— Maxie — Sus manos pasaron por su espalda y lo rasgó con algo de fuerza cuando este le mordió los labios.

Bajo sus labios hasta su cuello, se deleitó con ese olor a fresas tan delicioso, empezó a sentir ese cosquilleo en su parte baja y sus colmillos picaron al ver ese lugar donde debería estar su marca.

DULCE OMEGA (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora