Capítulo 22

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Después de haberlo anudado dos veces no fue suficiente así que estaban en la tercera ronda donde el omega al momento de correrse terminó incrustando sus pequeños colmillos en el cuello de su alfa provocando que este gimiera eyaculando fuertemente en su interior y anudandolo otra vez.

Sergio aún tenía espasmos por lo que jadeaba despacio pero el cuerpo se le hacía nada cuando su alfa eyaculaba en pequeños lapsos de tiempo.

— ¿No te estoy lastimando? — Puso sus codos a los costados para apoyar su peso y no aplastar a su lindo pecoso— ¿Duele?

— No — Abrió los ojos dando un poco de pase a su racionalidad— Solo que estoy muy sensible además estás llenándome más que antes y no es reclamo porque me gusta.

— Es que no puedo evitarlo solo sucede porque eres tan lindo que no es posible contenerme — Besó sus labios luego su cuello chupando despacio en su marca— ¿Te gustó morderme?

— Mucho de esa forma estoy más ligado a ti por lo tanto no puedes dejarme porque te mordí con toda la intención de que seas mío para siempre — Gimió bajito porque Max se movió un poco— Me dio hambre.

— Tengo leche para ti — Bromeó recibiendo un apretón de nalgas en respuesta— Mañoso.

— No más que tú siempre tienes las manos en cualquier parte de mi cuerpo.

— Nadie puede juzgarme — Besó sus pecas con toda la lentitud del mundo— Me encantas demasiado.

— Soy un omega muy hermoso es obvio que te voy a encantar mi amor.

— No tengo ninguna intención de refutar.

Al cabo de diez minutos el nudo bajó así que pudieron separarse cayendo el alfa hacia un costado de su omega que se terminó sentando mirando fijamente como si tuviera muchas dudas en su cabeza.

— No está permitido cansarse — Sus ojos marrones volvieron a ser verdosos— Quiero cachorros.

— ¿Tengo cara de estar cansado? Solo te estoy dando tiempo para que respires.

No debió decir eso porque ya tenía al menor encima suyo inclinándose para quedar cara a cara nuevamente, sus miradas conectaron notando los pequeños destellos dorados que poseía desde que lo había marcado cayendo en cuenta de que quizás experimentaría el mismo cambio solo que en su caso sería con un tono verde.

— No quiero tiempo quiero que des cachorros.

— Bueno, no puedo negarme a esa petición.

Por supuesto que sabía que no iba a quedar en cinta además el que estaba hablando era su omega en sí no su esposo en su estado racional pero le daría lo que quería así que volvieron a tener unas cuantas rondas más hasta que casi el sol salió.

Al amanecer como el buen esposo y alfa que era fue a la cocina a preparar un desayuno nutritivo tomándose su tiempo ya que podía sentirlo apacible sin ningún signo de que el calor había vuelto, estaba en su segundo día por lo tanto tenía que ser muy cuidadoso porque era el momento en el que hacía su nido.

No se equivocó porque cuando volvió a su habitación pudo verlo hacerlo con mucho cuidado y dedicación, casi la mitad de sus camisas estaban en la cama así que se quedó en la entrada hasta que le diera permiso de poder acercarse ya que significaba mucho el respetar su espacio.

— ¿Te gusta alfa? Es nuestro nido y huele mucho a ti — Mostró una sonrisa sentándose en la medio— Ven aquí ahora.

— Me encanta, es el nido más lindo que he visto en toda mi vida — Le entregó la fuente— Come un poco porque sino podrías enfermarte.

DULCE OMEGA (CHESTAPPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora