07|

146 18 17
                                    

𝐴𝑠𝑡𝑟𝑖𝑑

-¡Me asustaste! -le grito.

-¿Me buscabas? -enarca una ceja- ¿Tanto me extrañabas Astrisita?

Lo intento ignorar.

Esta sin camisa, dejando al descubierto su bendito abdomen marcado... Tiene el cabello rubio mojado, acaba de salir de la ducha.

Gracias a Dios que salio con pantalón.

¿𝐵𝑒𝑛𝑑𝑖𝑐𝑖𝑜𝑛 𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑔𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎?

Agarro mi cuaderno para irme de su habitación. Pero el se interpone en medio de mi camino.

-¿Qué haces? -le pregunto.

-Te hice una pregunta Astrisita -dice divertido, como si estuviera jugando conmigo, como si fuera un juego para el.

Lo intento rodear pero se interpone.

-Apártate - le suelto pero me empuja haciéndome sentar sobre su cama-. ¡¿Pero que?! ¡¿Qué te pasa Idiota?!

-Vuelve a gritar y te delató -susurra.

Me pongo pálida.

No, no, no.

No quiero ni pensar en como podría interpretar esta escena Cyrus si nos ve.

El suelta un resoplido burlón.

-Déjame ir o le diré a Cyrus que robaste mis cosas -Lo amenazó.

-Mírame. No puedo dejar de temblar por el miedo -La comisura de su boca se eleva en una sonrisa burlona.

Maldito. Idiota. Sarcástico.

Se agacha para poder estar cara a cara. Agarra un mechón castaño de mi cabello para colocarlo detras de mi oreja poniendome cada vez más nerviosa.

¿Desde cuando el idiota me pone  nerviosa?

Maldito mechón rebelde.

Odio lo guapo que es. Es muy obvio que ya no es un niño de 10 años.

-¿Por qué tan nerviosa Astrisita?

-No estoy nerviosa.

Mi mano está firme sobre su cama. Pero mis nervios hacen señales de que en cualquier momento comenzaré a temblar.

Kevin pone lentamente su mano cerca de mi muslo, obsevando atentamente mi reaccion. Quería hacerle creer que su contacto no me afectaba para nada pero era imposible.

El podía sentir con solo verme que estaba tensa.

No va a hacer lo que creo, ¿verdad?

El se acerca más. Provocaneo que a mi corazón le de un vuelco y mi pulso se vuelva irregular en el momento que coloca su mano sobre mi muslo hace presión en el.

Esto es... Esto es... raro. Tiene que estar jugando conmigo, ¿verdad?

𝑆𝑖 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑗𝑢𝑒𝑔𝑜, 𝑙𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑗𝑢𝑔𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑚𝑢𝑦, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑚𝑢𝑦 𝑏𝑖𝑒𝑛.

-¿Nerviosa?-dice acercando sus labios a sólo unos centímetros de los míos.

Kevin clava su mirada en mis ojos, esperando una respuesta, una reacción. Me quedo sin aliento.

Sus ojos miel me hipnotizadon, pude ver mi prpio reflejo a travez de ellos. Su rostro el cual estaba demasiado cerca al mío, me gritaba que me acerque más, y yo no se como podía seguir respirando.

El ritmo de nuestros corazones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora