ㅇ❀●●Capitulo 8:●●❀ㅇ

131 15 0
                                    


El quinto hijo de Rhaenyra nació un cálido día de verano. No había ni una nube en el cielo ni un susurro del viento. El mundo estaba tranquilo y en calma, al igual que su bebé.

Viserys recibió su nombre por su padre, ya que era un chico dulce con la calma del rey Viserys. Le encantaba que lo abrazaran, le encantaba que lo quisieran. Y ese afecto no era difícil de conseguir. Sus hermanos y hermanas lo adoraban, pero nadie más que ella y Aegon, el hijo de Daemon.

Daemon recogió a su hijo de los brazos de su niñera y lo sentó en los cojines entre Rhaenyra y él, donde su hijo miró fijamente a su hermano más nuevo.

—Una vez fuiste así de pequeño —le dijo, entregándole a Viserys a su padre mientras tomaba a Aegon en su regazo.

Su hijo negó con la cabeza rotundamente. “¡No, muña!”, insistió. “¡Soy grande!”.

Jace se alborotó el pelo plateado mientras pasaba. —Muy grande. Pronto serás un caballero, hermanito. Lo sé —dijo, tomando una manzana de la mesa para romper el ayuno.

—El guerrero más valiente del reino —concordó Baela, sonriéndole a su padre mientras se unía a Jace.

Aegon resplandeció ante el elogio. Se puso boca abajo, se arrastró desde el regazo de ella hasta el sillón acolchado y luego volvió a bajar hasta que sus pies tocaron el suelo de piedra. Luego se dio la vuelta y se acercó a Baela, tirando de su vestido para llamar su atención.

“Sí, hermanito.”

“¿Papá vienes a ver al bebé?”

Su hermana alzó una ceja plateada. —Rhaena puede venir a jugar contigo y Viserys más tarde.

“¡Papá también!”, hizo pucheros.

—Creo que también quiere a su otra hermana —suspiró Jace, levantándose de su silla para arrodillarse frente a Aegon.

—Daella está en Invernalia, todavía no puede venir. Pero Rhaena, Baela y yo jugaremos contigo —prometió.

—¿Y luego viene papá? —Intentó negociar, como si llegar a un acuerdo con Jace le permitiera ganarse a Daella de alguna manera.

Rhaenyra sonrió. —Es bastante testarudo, ¿no? —le dijo a Daemon, apoyándose en el costado de su esposo.

Tarareó, mirando a Viserys y luego a Aegon. —Como sus hermanas.

"Como usted."

Él levantó una ceja pálida ante su comentario, lo que la hizo reír. Ambos sabían que era verdad.

Un golpe en la puerta de su solar la atrajo hacia otro lado.

—Su Gracia, una carta para el Príncipe —dijo una voz.

“Entra”, gritó.

En ese momento entró un mayordomo joven y le entregó un pequeño pergamino a Daemon. Rhaenyra tomó a Viserys en sus brazos mientras su esposo rompía el sello del pergamino.

“¿Del norte?”, preguntó.

Él frunció el ceño. “Eso parece.”

Aegon corrió mientras hablaban, pidiéndole a ella y a Daemon el pergamino con esas dulces palabras suyas.

—Ahora no, mi amor —le dijo Rhaenyra—. La carta es para tu padre.

Pero eso no desanimó a su hijo.

Había llegado a asociar las cartas con su hermana, ya que Daella le escribía a menudo. Normalmente, Rhaenyra o Rhaena eran las encargadas de leerlas, pero Aegon sabía cómo era la letra de Daella. Así que, cuando se subió al sillón para verla con sus propios ojos, frunció el ceño al ver las cartas desparramadas de Ser Hugh, una mueca que coincidía con la de Daemon.

----˖⁺. ༶ ⋆˙⊹❀♡𝔻𝔸𝕆ℝ𝕐𝕊♡❀˖⁺. ༶ ⋆˙⊹----  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora