O1

1.1K 99 3
                                        

Gemini se deslizó en el asiento trasero de su coche con una expresión cansada, pero mantenía su ceño fruncido.

—Cuida que nadie nos vea, sobre todo la prensa —le dijo a su chófer—. Si Fourth se entera —se lamentó tallando su cara con las palmas de sus manos— no sé qué voy a hacer. 

—Él lo ama, joven —aseguró Pod en el volante—. Sabrá entender.

—No lo conoces realmente —le dijo mientras movía nervioso el talón de sus pies golpeando el piso del coche.

Cuando el auto se detuvo, miró con asombro el lugar donde se encontraba. Nunca había conocido la pobreza; igual que Fourth, había nacido en cuna de oro, económicamente mucho mejor que estables, y después de observar aquel lugar decidió que nunca quería conocerla. 

Tocó a la puerta y, unos minutos después, el dueño de sus pesadillas más recientes apareció. 

—Has venido —le dijo con esperanza. Fluke miró a los alrededores y le dijo que pasara, conscientes de que tenían que ser precavidos por la prensa. 

Lo dejó acomodarse en una silla vieja y, entre más observaba el lugar, peor la pasaba: paredes en mal estado, humedad por todas partes, un departamento de una sola pieza, si es que a eso se le podía considerar departamento, con ropa húmeda colgada en hilos.

—Pensé que me ibas a dejar solo con esto. Yo de verdad no quiero darte problemas, por eso he esperado tanto para contártelo. Nunca ha sido mi intención arruinar tu vida, pero como puedes ver, no puedo solo. 

—Sí, te daré dinero por lo mientras para que te mudes a un lugar mucho mejor que este y te pasaré una pensión mensualmente para que tengan todo lo necesario. Este no es solo tu problema, también es responsabilidad mía. 

—Muchas gracias, de verdad —le dijo Fluke, aquel jovenzuelo con el que se había liado hace años—. ¿Quieres verlo? Está acostado en la cama, pero puedo despertarlo. 

—No es necesario —negó, prefería no tener ningún vínculo afectivo con el niño. No planeaba hacerlo parte de su vida, así que entre menos contacto, mejor. 

—¿Y cuándo lo registraremos? —preguntó Fluke. Gemini pasó de moreno a amarillo. 

—No, lo siento mucho, pero eso no. Te daré el dinero que quieras; sin embargo, no lo registraré como mi hijo. Si hago eso, no hay forma de que nadie se entere.

Fluke frunció el entrecejo. —No, tú no entiendes, estás acostumbrado a que se haga tu voluntad, pero no voy a arriesgar el futuro de mi hijo así como así. ¿Qué va a pasar si te aparecen otros hijos y desamparas al mío?

—¡No me van a aparecer otros hijos, joder! Solo me equivoqué contigo, y no sabes cómo me arrepiento.

—Ese no es mi asunto, ya te dije que no voy a arriesgar su futuro. ¿Qué pasa si algo te sucede? No es que quiera que pase, pero si pasa, dudo que tu esposo quiera seguir dándole una pensión o parte del dinero que le corresponde. Entiende que hago esto por mi hijo. 

—No lo voy a registrar y te conformarás con esto —Gemini se levantó furioso—. Mañana mandaré a alguien para que te ayude con la mudanza y olvida lo que acabas de pedirme. 

Fluke apretó los puños. Quiso razonar con el hombre por las buenas; ahora no le quedaba de otra que por las malas.

...

Nueva adaptación, espero que les guste :3


Traición | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora