O8

234 38 6
                                    


Gemini correteó detrás de Jinhoo casi sin fuerzas. 

—Los niños tienen demasiada energía —le dijo a Fluke. El chico asintió dándole la razón; Jinhoo corría y corría y no se cansaba—. Gracias por esto, no es solo el hecho de que vayas a reconocerlo como tu hijo, es también que te estés comportando como el padre que él necesita. 

—Trato de hacer lo mejor que puedo, después de todo el niño no tiene la culpa, y tener un hijo no es tan malo. 

Fluke sonrió —me alegra escuchar eso. No me gustaría que se sintiera rechazado por sus padres, no es sano para un niño. 

Fourth terminó de asearse y llamó al chofer que le proporcionó su padre para que lo llevara a su casa. Suspiró, tenía que ser fuerte. Aún no sabía qué le iba a decir a Gemini, pero sabía que probablemente sería una gelatina frente a él. Lo amaba tanto, pero no podía perdonarlo; necesitaba tiempo antes de tomar una decisión. 

Su esposo le había llamado varias veces en la semana, pero no atendió ninguna llamada, tal vez por simple orgullo o porque quería castigarle. 

Se maquilló las ojeras porque no quería que Gemini viera lo destrozado que estaba ni que pensara que podía convencerlo de regresar con él. Llegó a casa y dio un suspiro. Pod lo miró y saludó amigablemente, Kenta hizo lo mismo. Fourth les sonrió a ambos y aceptó sus reverencias; tocó, porque no se había llevado la llave eléctrica cuando se fue. 

Abrió los ojos sorprendido al ver quién atendió la puerta. 

—¿Fluke? —preguntó con los labios temblando de coraje.

—Señor Fourth, pase, después de todo está en su casa.

Él lo hizo, pasó casi empujando a quien abrió la puerta y caminó furioso hasta la sala, dispuesto a decirle unas cosas no muy sanas a Gemini; le había afectado mucho ver al amante de su esposo en su propia casa. 

Sin embargo, se quedó de piedra ante lo que vio.

Gemini jugando con un niño de cinco años, con su hijo.

No sabía qué hacer ni qué decir, se sentía mareado, pero sobre todo dolido.

—¿Fourth? —Gemini dijo al verlo, como no creyendo que estuviera ahí, en su casa. Ahora él quería salir corriendo.

—Por lo visto no me esperabas —se cruzó de brazos y tomó una actitud arrogante y altanera.

—La verdad es que no, pero me alegra que vinieras —le dijo con una sonrisa. Luego miró a su hijo—. ¿Quieres conocerlo? Jinhoo es un buen niño.

—¡Por supuesto que no quiero conocer a tu bastardo! ¡No seas tan descarado, Gemini!

El niño corrió a esconderse detrás de su padre.

—No hables así —Gemini apretó los dientes—. Discúlpate.

—¿Perdón? —preguntó Fourth sin creerlo.

—Quiero que te disculpes con mi hijo.

—¿Y si no lo hago, qué? —le retó Fourth, poniendo sus manos en sus caderas.

—Deja de comportarte tan infantil, pareces un niño. Quiero que te disculpes con mi hijo por hablarle como lo has hecho.

—No he dicho ninguna mentira, tu... ¡Auch!

Fourth se quejó cuando Gemini tomó su brazo con fuerza y lo zarandeó.

—¡Es un niño, Fourth! ¡No te desquites con él!

—¡Me estás lastimando! ¡Suéltame! —Fourth logró apartarlo, lloraba de impotencia—. Lo lamento —dijo finalmente—. Tienes razón, me he comportado muy infantil. Ni siquiera sé qué hago aquí. Yo... se acabó, Gemini, es la última vez que me humillas —le dijo con rencor. Se sentía lastimado y quería lastimar también—. Quiero el divorcio.

...


Traición | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora