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—¡Papá! —Jinhoo corrió a los brazos del moreno y este lo alzó en brazos.

—¿Cómo se ha portado el pequeño campeón? —le hizo cosquillas.

—Muy bien, la profesora me ha puesto una estrellita en la frente —dijo el niño emocionado.

—¿Cómo es que habla y se expresa tan bien? —le preguntó a Fluke. Este sonrió y negó con la cabeza. 

—Tiene cinco años, no dos, Gemini —puso la mesa y le sirvió al moreno—. Estábamos a punto de comer, únete a nosotros. 

—Está bien, de todos modos, ya no tengo mucho que hacer, he perdido mi puesto.

Fluke se quedó quieto—. ¿Ha sido mi culpa? 

El mayor negó—. Es todo culpa mía, son las consecuencias de las decisiones que yo tomé. Todo esto que está pasando, la filiación, el divorcio y la pérdida de la dirección solo son responsabilidad mía. 

—¿Van a divorciarse? Yo no, no era mi intención, pero tú me has obligado —le dijo sentándose a su lado y poniendo a Jinhoo en su silla. 

—Tarde o temprano se enteraría. Un hijo no es algo que puedas ocultar toda la vida y Jinhoo tiene derechos. 

—Gracias, de verdad que si por mí fuera, no hubiera hecho esto, pero necesitaba el dinero. Mis padres me dieron la espalda y con un hijo no me era fácil conseguir un trabajo decente. 

—No te preocupes, al final me alegra. Jinhoo es... mi hijo. Aún es raro decirlo, pero eso me hace feliz. 

Terminaron de comer y Gemini salió con el niño a jugar al jardín del condominio. Otros niños estaban ahí y se pusieron a jugar con él y su hijo. Le había enseñado a Jinhoo a patear la pelota para anotar goles y le prometió inscribirlo a un club. 

—Mi papá es genial —Jinhoo estaba emocionado cuando entró a casa—. Nos ha vencido a todos en el fútbol, metió casi treinta goles. 

—¡Treinta goles! —exclamó Fluke fingiendo sorpresa—. ¡Eso es demasiado! 

—Verdad que sí —le dio la razón el menor. Fluke le sonrió y le revolvió el cabello.

—Vete a lavar las manos y después te vas a la cama.

Jinhoo asintió y corrió hacia el baño, pero regresó de nuevo y le dio un beso en la mejilla a Gemini—. Buenas noches, papá. Te amo. 

Luego corrió de nuevo hacia el baño.

—Él te adora. Le hacías mucha falta. 

—Creo que también me hacía falta a mí —admitió. 

—Por cierto, no hay mucho orgullo en ganarle a unos niños de preescolar, pero tranquilo, no te evidenciaré frente a él. 

Gemini sonrió a carcajadas—. Supongo que te debo una. 

—Lo haces.

—Bueno, me iré por hoy. No sé si pueda venir mañana, pero te avisaré.

—Por supuesto, esperaré tu mensaje. 

Gemini tomó sus cosas y se despidió. Luego, justo como había hecho Jinhoo, regresó, se acercó a Fluke y lo abrazó—. Gracias, por darme un hijo tan precioso.

Fluke mostró un leve sonrojo y asintió—. Gracias también.

...




Traición | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora