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—¿Fot, mi amor, no hagas esto? —Gemini le ignoró y siguió metiendo algunas de sus prendas a la maleta sin dejar de caminar de un lado a otro. —Dame la oportunidad de explicarte, tú sabes lo difícil que fue para nosotros hace casi seis años.

—Y no por eso te fui infiel, Gemini; en cambio, tú a mí sí. 

—Estaba muy cabreado, solo fue una vez. 

—¡¿Y le hiciste un puto hijo por una vez?! —gritó, aventando las cosas a la cama. —A otro idiota con ese cuento —regresó a su armario por más cosas. 

—Fourth, no arruines diez años de casados. 

—¿Qué no lo arruiné? No soy yo el que tiene otro hijo. Si tan solo ese niño fuera mayor de diez años, lo entendería, pero lo tuviste mientras estabas casado conmigo. Me besaste después de besarlo a él, me hacías el amor después de hacerlo con él. 

—No llores, mi amor, nunca he querido lastimarte. Vamos a arreglar esto, lo prometo. 

—No vamos a arreglar nada, volveré a casa de mis padres y luego tendrás noticias mías. 

—Fourth... 

—Ya déjame —le dijo con todo el rencor que se acumulaba en su cuerpo—. No puedo ni verte porque me dan muchas ganas de golpearte y no quiero hacer eso. 

—Pégame, Fourth, si eso es lo que necesitas. 

—Podría golpearte mil veces y las cosas no van a cambiar. Tu traición va a seguir ahí, ese niño va a seguir ahí —cerró como pudo las dos maletas y tomó cada una en su mano—. Mandaré a alguien para que recoja el resto de mis cosas. 

Gemini tomó una de las maletas también. 

—No voy a dejar que te vayas. 

—No hagas que te pierda el respeto. Si de verdad me quieres, dejarás que me vaya. 

—¡Y una mierda! No hay lógica en eso. Si te vas, entonces no podremos hablar, no podremos arreglar todo esto y vas a dejarme. No, Fourth, no voy a perderte —aunque no estaba gritando, aún había desesperación en su tono—. No amo a Fluke ni al niño, solo te amo a ti. Ni siquiera sabía de su existencia hasta hace una semana. Esto también ha sido una sorpresa para mí.

Fourth jaló de sus maletas como pudo. 

—No me importa, quiero irme. 

—¡No! —Gemini volvió a aferrarse de las maletas, impidiéndole salir. El castaño forcejeó con él y estaba empezando a molestarse. 

—¡Quédate con las malditas maletas! Llegué sin nada, me voy sin nada. —Soltó las maletas y salió despavorido, con Gemini detrás de él. Las muchachas del servicio se apartaron nerviosamente y no dijeron nada ni se metieron; era normal enterarse de muchas cosas como esas, pero eran asuntos que no les correspondía.

Fourth miró a Pod y a su propio chófer platicar con el moreno. 

—Kenta, llévame a la casa de mis padres ahora.

—Mi señor, acabo de recibir un mensaje del jefe donde me ha prohibido llevarlo a cualquier parte. 

Fourth se acercó al hombre y palmeó su pecho, poniéndolo nervioso. Sonrió cuando sintió las llaves del coche; había corrido dejando a Gemini atrás, pero no tardaría en alcanzarlo.

—Dile a tu jefe que se joda.

...






Traición | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora