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Corrió al baño a limpiarse, no sabía por qué estaba sangrando, pero se había asustado mucho.

—¡Gemini! —gritó—. ¡Gemini!

—¿Qué sucede? —preguntó Gemini, y se quedó callado cuando lo vio—. ¿Por dios, Fourth, qué te ha pasado? 

—No lo sé, ¡no sé qué está pasando, Gemini! —lloró—, pero tengo mucho miedo y me duele mucho. 

—¿Te caíste?

Fourth negó—. No, solo empecé a sangrar, así como así. 

Gemini lo envolvió en una toalla y lo cargó en sus brazos para llevarlo al hospital. 

Había perdido a su bebé. Había abortado a su hijo, y aunque ni siquiera supiera que lo llevaba, el solo saber que había perdido una vida lo había destrozado. 

Pero no lo sabía en ese entonces y no se había cuidado. La próxima vez lo haría mejor. 

Sintió la sangre escurriendo por sus piernas y se levantó de su silla giratoria para descubrir las manchas de sangre. 

¿Qué había hecho mal esta vez? 

Ahora, en medio de la oficina, no sabía qué hacer. En el departamento de Gemini habían logrado esconderlo todo, su dolor sería solo para ellos. Sin embargo, ahora no podía salir sin que nadie lo viera sangrar. 

Y tenía mucho miedo de perder a este bebé, porque no era justo, porque no se lo merecía. 

Estaba manchando el tapete del piso, y con todas sus fuerzas tomó su teléfono y le marcó a su secretaria afuera de su oficina. 

—Llama a una ambulancia ahora, rápido —fue lo único que dijo antes de quejarse por el dolor y caerse de rodillas al piso. 

Dolía. Dolía más que la vez anterior: su cuerpo, su corazón. 

—¡Qué no puede entrar sin que lo avise, señor Norawit! —gritó su secretaria. 

—¿Llamaste a una ambulancia? —Gemini entró y lo miró. Fourth bajó la mirada—. ¿Qué ha pasado? 

Le preguntó con cara de horror y lo tomó en sus brazos, para acostarlo en el sillón largo de piel dentro de la oficina.

—Voy, voy a quitarte esto —le dijo bajándole los pantalones—. ¿Qué estás haciendo ahí? ¡Apresúrate con lo de la ambulancia! —le dijo a la muchacha, que estaba tiesa como una estatua. Logró reaccionar y asintió actuando de forma dramática. 

—Me embaracé —le confesó. Apretó los puños cuando no lo vio reaccionar más que para limpiar la sangre—. Y lo he vuelto a perder. 

Gemini lo miró con compasión y lo abrazó pegándolo a su pecho. 

—Perdóname, he sido un egoísta —le dijo, sobándole la espalda—. Te di largas, ilusiones y esperanzas que nunca existieron. Yo solo... 

—No sirvo. 

—No es eso, bebé —Gemini lo abrazó con fuerza, sollozando—. No quería verte triste ni desilusionado. 

—¡No sirvo! —le gritó, golpeando su pecho—. ¡Lo sabías y no me lo dijiste! 

—Porque te amo, porque no quería verte así —sin importar que se manchara, lo abrazó y ambos lloraron—. Querías tanto un hijo, y yo no podía decirte que eso no era posible, porque tu cuerpo lo rechazaba. ¿Cómo podía decirte que nunca íbamos a tener hijos? ¿Cómo iba a decirte que jamás serías padre cuando tú lo deseabas más que nada? 

Fourth sollozó y empapó a Gemini con sus lágrimas. 

—¡Me quiero morir, Gemini! 

—No digas eso, bebé, me destroza verte así. 

—¡No hay nada bueno en mí!

—¡Eso es mentira, todo tú eres perfecto! —le dijo, antes de que dos enfermeras llegaran y lo subieran a una camilla.

...

Me ayudarían mucho votando en la historia, muchas gracias a las personitas que están leyendo la adaptación:3 



Traición | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora