Traición | Geminifourth

17

Gemini fue invadido por los reporteros apenas salió de su coche. Se hizo espacio entre ellos respondiendo el mínimo de preguntas, solo aquellas limitadas a la empresa y no a la vida personal de él o de Fourth. 

—Señor Norawit, su padre ha convocado una junta de emergencia —le informó su secretaria. 

—Gracias —le dijo. Entró a su oficina y, después de tomar una suave respiración, salió hacia la sala de juntas. 

Dentro era todo un desastre. Todos hablaban y gritaban, lo fulminaron con su mirada.

—Tú y Fourth —le dijo su madre—, ¿Se puede saber qué hicimos para que nos hagan esto? 

—Supongo que un compromiso desde los cinco años pegó en nosotros —le respondió indiferente—, es un desastre, lo sé, pero pasará después de un mes. 

—Llegué —Fourth entró rápidamente y cerró la puerta—, es un desastre allá afuera. 

—Sí, gracias a ustedes —le dijo Jimmy. 

—Pues a mí me encanta el drama —se burló Jessica. 

—He decidido —el señor Kim tomó la palabra—, dar una conferencia, explicando cada punto. A partir de ahora, Jimmy tomará la presidencia. 

Yoona acribilló a Fourth con la mirada y solo él atinó a bajar el rostro. 

—A mí me parece perfecto. Si no hay nada más que decir, yo me retiro. Tengo que cambiar mi oficina —Gemini se levantó y salió rápidamente. Fourth salió detrás de él. 

—¿No vas a decir nada? —le preguntó Fourth. 

El moreno se encogió de hombros—. ¿Qué quieres que diga?, Jimmy lo hará bien. 

Fourth bajó la mirada porque su pregunta no se refería a eso—. Solo te preocupan las acciones, ¿no? —le dijo dolido. 

—Tú lo dijiste, Fourth, cuando estábamos con Jimmy. Eso es lo único que importa. 

El mayor apretó los puños y caminó pasando de largo. ¿Qué esperaba? ¿A un Gemini celoso de aquel hombre? Tal parecía que el único sufriendo era él. 

Gemini entró de nuevo a su oficina. Jimmy estaba ahí, esperándolo con dos tazas de café—. ¿Cómo te sientes? —le preguntó ofreciéndole una taza.

—Como la mierda. No solo me mandó a volar, se consiguió otro hombre rápidamente. 

—Si te sirve de consuelo, no creo que lo de ese hombre sea algo serio. 

—Da igual, tarde o temprano será otro. Va a rehacer su vida. 

—En todo caso, está en su derecho. 

—¡Lo sé, pero igual me molesta! —gritó Gemini, pateando la silla frente a él y pasando sus manos por el cabello. 

—Gem, ¿No crees que sería bueno que dejaras a Jinhoo vivir contigo? Eso te tendrá distraído y será lo mejor. Yo sé cómo te pierdes del mundo cuando estás con el niño. 

Gemini negó—. No creo que Fluke acepte. Él tiene la custodia.

—Pues llévalo contigo. ¿Cuál es el problema? 

—Es la casa en la que viví con Fourth. No puedo simplemente llevarlo. 

—Entonces, en el departamento de Fluke. Sirve que te alejas de la casa y todos los recuerdos de Fourth que están ahí. El departamento de Fluke no es precisamente pequeño y no creo que él te impida pasar tiempo con tu hijo. 

—Lo pensaré —le dijo Gemini—. Tienes razón, esa casa que ahora está terriblemente vacía la siento como veneno. 

Fourth guardó sus cosas y esperó que la prensa se retirara. No dudaba que hubiera algún reportero por ahí esperando cazarlo. Se despidió de su secretaria y de algunos empleados que se encontraba en su camino y salió. Su chofer ya lo esperaba afuera de la empresa. 

Algo golpeó su cara y lo hizo irse para atrás sorprendido. Una mujer y dos niños empezaron a aventarle huevos. Fourth quería llorar. 

—¡Zorra! —le gritó la mujer—, ¡esto es para que aprendas a no meterte con hombres casados!

Se cubrió la cara y corrió hasta el coche, donde subió lo más rápido que pudo y cerró la puerta. 

—¡Arranca ya! —le gritó al chofer.

"Maldita sea"

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