El diablo me ha atrapado.
Lo que comenzó como un error inocente se convirtió en un verdadero infierno.
En mi defensa, no quise involucrarme con una princesa de la mafia. Pero ella irrumpió en mis defensas de todos modos.
Me acechó desde las sombras...
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Si alguien viera esta escena desde fuera, pensaría que es el epítome de la locura.
Un ente extraño se ha apoderado de mi conciencia desde que fui emboscada en medio del inquietante bosque.
No he dejado de correr.
La adrenalina bombea en mis venas con una inflación nauseabunda hasta que casi vomito con ella.
Si esto es una locura, el que me persigue está en la cima de la escala de locura.
No me dijo que corriera para darme una oportunidad, no. Lo hizo porque probablemente se excita al verme fracasar.
Jadeando por el aire.
Perdiéndome en terrenos desconocidos.
¿Sus músculos están tan rígidos como los míos? ¿Bombea la sangre en sus venas con una fuerza abrumadora? ¿Su pulso se dispara a cada segundo que pasa, negándose a ser contenido o calmado?
Si me metiera la mano en el pecho, lo único que podría tocar son los restos de mi corazón que explota y la diezma de mi moral marchita.
Sin embargo, la vergüenza es la última emoción en mi mente mientras sigo corriendo y corriendo. Las ramas caídas y los arbustos me arañan las piernas y las manos, pero los aparto del camino.
Tropiezo con una roca perdida, gimiendo de dolor, pero apenas me detengo antes de retomar el paso.
Mis pulmones arden y mis músculos gritan por el esfuerzo.
Es lo más rápido que he corrido en toda mi vida.
Y, sin embargo, sus pasos permanecen firmes detrás de mí. Los oigo de vez en cuando, procedentes de distintas direcciones, entrando y saliendo de la noche como los de un fantasma.
Por un momento, pienso que mi estado de hiperconciencia está inventando cosas. Si no, ¿cómo podrían oírse pasos un segundo y desaparecer al siguiente?
Es casi como si se hiciera... a propósito.
Sigo con mi huida, aunque la parte lógica de mí sabe que, si sigo avanzando a este ritmo, acabaré colapsando y siendo una presa fácil.
Si quiero conservar mi energía, tengo que esconderme...
Un fuerte ruido de pasos llega por detrás de mí, me detengo y me doy la vuelta.
Mi respiración esporádica llena el aire, pero lo único que hay a la vista son árboles.
Árboles grandes y altos con sus gigantescos troncos y ramas que parecen colmillos de depredadores hambrientos.
No me detengo a reflexionar sobre el sonido mientras sigo corriendo en la oscuridad.
