El diablo me ha atrapado.
Lo que comenzó como un error inocente se convirtió en un verdadero infierno.
En mi defensa, no quise involucrarme con una princesa de la mafia. Pero ella irrumpió en mis defensas de todos modos.
Me acechó desde las sombras...
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—Si no te conociera mejor, diría que me estás engañando, Jen.
Doy un sorbo a mi bebida energética y trato de mantenerme fría y no afectada, a pesar de que el hombro de Ryu me empuja.
Por insistencia de Lix y Rosie, nuestro grupo de amigos se ha reunido para tomar algo en un pub del centro.
La gran mesa en el centro de la sala rebosa de bebidas, charlas, empujones y la hiperenergía general que se produce siempre que estamos juntos.
Lix arrastró a Tae y a Seulgi, y Rosé consiguió que Hanni y yo nos uniéramos.
A Irene también le hubiera gustado estar aquí, pero todavía no ha recuperado su plena libertad y tiene que estar vigilada en todo momento por sus guardias. También se ha alojado en la mansión de los Heathen.
Preferiría no estar en un lugar lleno de gente, música alta y caos sensorial, pero estoy dispuesta a hacerlo en lugar de dejar que Rosé se emborrache y no tenga a nadie que la cuide después.
Además, cualquier lugar es mejor que mi cabeza.
Sólo que no contaba con que Ryu se uniera a nosotros porque A, no frecuenta nuestro círculo y tiene su propio séquito; y B, realmente no quiero hablar con ella después del episodio del incendio en casa de los Heathen.
Eso fue hace una semana y media, y todavía siento esa sensación de ardor en la garganta cada vez que trago.
Otro golpecito en mi hombro, un sutil empujón, y la sensación de su aliento en mi cuello.
Miro fijamente a Ryu, que parece elegante con su ropa informal sin que se esfuerce. Es la sonrisa despreocupada y los rasgos aristocráticos. Los comparte con su hermano gemelo, pero Tae parece elegante y sofisticado.
No es más que un demonio.
—¿Qué quieres, Ryu?
—No te enfades por una cuestión tan trivial.
—Trivial —susurro-grito para que los demás no oigan—. ¿Acabas de llamar trivial a un incendio provocado?
—Nadie resultó herido.
—Lisa lo hizo. —Se me aprieta el pecho, como siempre que pienso en ella.
—Meh. Sobrevivió. —La mirada inexpresiva de Ryu permanece en su lugar, y me doy cuenta de que realmente no conozco a esta mujer.
He pasado veinte años en su órbita y unos tres años enamorada de ella, y sin embargo no tengo ni idea de quién demonios es.
—Estaba herida, Ryu —repito—. Estaba herida y necesitaba atención médica.
—Aun así, sobrevivió como un gato con nueve vidas. Además, espera, ¿por qué te pones tan alterada por Lisa? ¿No la odias?
