El diablo me ha atrapado.
Lo que comenzó como un error inocente se convirtió en un verdadero infierno.
En mi defensa, no quise involucrarme con una princesa de la mafia. Pero ella irrumpió en mis defensas de todos modos.
Me acechó desde las sombras...
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No puedo dormir.
Después de lo que parecen horas de dar vueltas en la cama, me deshago de las sábanas y salto de la cama.
Mi visita a casa ha sido enteramente secuestrada por Lisa, y a pesar del shock inicial, tenerla aquí, verla con mi mamá, y realmente tomar las amenazas no sutiles de papá ha hecho que mi corazón esté tan lleno.
Nunca pensé que las cosas saldrían así, pero una parte de mí se alegra por el repentino giro de los acontecimientos. La parte que se ha exprimido al máximo por echarle de menos desde que le dejé y que sólo empezó a respirar correctamente cuando le vi de pie en nuestra casa.
En lugar de ir directamente a la puerta, me aliso la camisa de dormir, me acaricio las mejillas y me rocío con un poco de perfume de mi tocador.
Me miro la cara en el espejo y, por primera vez en años, no miro hacia otro lado con disgusto. No veo mi reflejo enfurruñado.
De hecho, me siento atractiva y sonrío, y eso parece suave bajo la luz de mi lámpara lateral. Mi habitación es la inspiración de la de Brighton Island. Páginas de manga cubren las paredes y el techo, rotas en algunos lugares de cuando papá no tuvo cuidado. No tuvimos ayuda externa cuando decoramos mi habitación. Un fin de semana, mamá y papá se pusieron su mono de trabajo, posaron en la puerta como aspirantes a decoradores y dijeron que haríamos esta mierda.
Nos pasamos todo el día reordenando y pegando páginas. Mamá se reía de algunas escenas tópicas y decía que me gustaban las historias románticas como ella. Papá frunció el ceño ante algunas de mis elecciones de manga.
Es uno de mis recuerdos favoritos.
Después de asegurarme de que estoy lo suficientemente presentable, me dirijo a mi puerta.
Es tarde, así que espero que papá esté durmiendo. Si no lo está y está vigilando la habitación de Lisa, fingiré que necesito algo de la cocina.
Dios mío. ¿Quién iba a saber que colarse en tu propia casa sería tan angustioso?
Estoy a punto de abrir la puerta cuando una sombra oscura se cuela por el balcón abierto.
Me quedo congelada en el sitio durante una fracción de segundo antes de correr hacia la puerta.
No he dado ni dos pasos cuando una gran mano me rodea la boca y la conocida voz se acerca a mi oído.
—Shh. No luches conmigo esta noche. Por mucho que me encantaría perseguirte y hacerte gritar mientras te desgarro el coño, tu padre no lo apreciaría.
Lo inspiro durante un minuto, tratando de calmar el repentino pico de nervios.
Su calor me envuelve mientras desliza su mano desde mi boca hasta mi centro. El peso de su presencia en torno a la mía, junto con su aroma a cuero, hace que mi cuerpo entre en modo de hiperconciencia.
