Seokmin le lanzó una lata de pintura y miró a sus mejores amigos trazando líneas en una de las paredes blancas de lo que parecía un enemigo a muerte de Jung...
Mingyu no tenía idea de qué hacer, pero no tenía mucho tiempo. Comenzó a trazar las líneas y dejando fluir su imaginación al mayor tiempo posible antes de ser descubierto.
Los ojos vagaban de un lugar a otro siguiendo la conexión y tratando de darle profundidad hasta terminar.
Sintió un brazo ser jalado y Minghao comenzó a correr con él.
Ambos comenzaron a tratar de irse por su lado.
Comenzó a correr enmedio del estacionamiento del edificio compartido mientras dos guardias los seguían por todo el lugar.
Todo parecía marchar bien hasta que a la salida escuchan la sirena de la policía y ambos se miran alzando las manos.
El hombre lo puso contra la pared y esposó sus manos.
—Kim Mingyu, nuevamente metiéndote en problemas, sabías que esto irá a tu historial ¿verdad?
—No me interesa.
—Ya cállate, al menos esta noche tendrás un lugar para dormir caliente, cómodo, quien sabe.
Dentro del automóvil se encontró con Seokmin a quien al parecer atraparon primero.
—No los quiero escuchar hablar en todo el camino —dijo el oficial al mando.
Fueron registrados una vez más y los aventaron quitandoles las esposas de las manos, dejándolos encerrados a los tres en diferentes celdas.
El alto volteó mirando a un hombre borracho dormido en su propio vomito y no pudo evitar sentir cómo su estómago estaba revuelto a la terrible imagen que vio de primera...
Se apoyo de los barrotes de metal blancos mirando hacia el pasillo; no se sentaría ni se acostaría en ese lugar después de ver al tipo en el suelo.
Los gritos del compañero de celda de Minghao debido a una "equivocación"
Hasta que el oficial al mando que de hecho conocía bastante bien llegó y golpeó los barrotes con el tolete haciendo que todos se estremecieran.
Seokmin estaba frente a él en la otra celda junto a un par de borrachos dormidos en el suelo.
—Te fue bastante mal —dijo el mayor mirando al hombre tirado sobre su vomito.
El oficial al mando se paró en medio de los dos y volteó mirando a Mingyu. No solo no le agradaba por ser un callejero como le solía decir, sino por ser sobrino de Kim Haein, un ex convicto arrestado por robo y peleas clandestinas con quien el jefe siempre tuvo problemas.
—Toda tu familia resultó ser una escoria para esta sociedad; debería darte vergüenza.
El comandante llegó y le indicó la salida al jefe en guardia mirando a Mingyu.
—Me alegro de verlo también, Comandante Park.
—¿Hasta cuando vas a entender que si sigues así van a proceder legalmente contra ti allá afuera, te puedes involucrar en otras cosas más fuertes? Ahora solo pasas la noche aquí, pero cuando te sentencien como a tu tío ¿qué harás? Ellos no van a meter las manos al fuego por ti; no te has puesto a pensar en tu futuro ¿qué harás? ¿Vivirás de romper las reglas de la sociedad, de huir y de estar pasando las noches en prisión? Nunca has pensado en algo más allá de lo que te permite esa cabeza.
—Muy lindo su sermón, la cuestión es que hubiera sido mejor si se lo hubiera pedido.
Estaba molesto con sus amigos, con Seokmin, con Jung, pero sobre todo consigo mismo por dejarse atrapar o peor aún por no poner el no definitivo que ha estado queriendo esclarecer desde que conoció a Wonwoo.
Wonwoo iba a estar preocupado al no recibir el mensaje de Mingyu esta noche y, de hecho, se odiaba un poco más en ese momento.
El hombre mostró su enojo —llegará un día en que quieras sentar cabeza y establecerte; será demaciado tarde, siempre hay un límite y tú estás apunto de cruzarlo.
Mingyu dejó caer su cabeza mirando el suelo. Ya lo sabía, no tenían que recordarselo, pero no tenía otras cosas por las cuales luchar. Su vida era desastrosa desde que sus padres murieron. Ya nada volvió a ser bueno para él.
Un bullicio de gente se escuchó y miro a los recién llegados y lo lamento tanto.
Yoon Jaemin, el líder de la "banda" de carreras ilegales al sur de la ciudad y con quien para nada terminó bien en la adolescencia, estaba ahí.
Y peor aún estaba en su misma celda.
—¡Vaya!, la vida es sorprendente, no esperaba verte aquí. Kim Mingyu
—No estoy para esta situación.
El chico puso una mano en su hombro y lo volteó solo para darle un puñetazo en su mejilla que terminó por romperle el labio.
Jaemin sonrió y pronto se escuchó el golpe en los barrotes por el jefe.
—No te conformaste con llegar aquí, Jaemin, llevenlo al cuarto de castigos, para ver si estando solo reflexiona un poco más.
Mingyu finalmente se rindió y se dejó caer al suelo para sentarse. Sacó de su chaqueta el escrito del pelinegro que había visto horas antes de que todo se saliera de control, lo leyó un par de veces y lo volvió a guardar cuando una gota de su propia sangre cayó en el papel.
—Toma —subió la vista mirando al comandante con una gasa blanca, un parche y agua oxigenada —limpiate y ponte eso.
El alto solo lo tomo.
—es enserió Mingyu, preocúpate y pregúntate qué camino eliges para tí en el futuro y donde y con quien quieres estar.
Seokmin Miro a su amigo y suspiro: —Lo siento por volver a meterlos en esta.
—Está bien, no es la primera vez —dijo Minghao en la celda a un lado de Mingyu.
El alto terminó de limpiarse y se limitó a escuchar y mirar cualquier cosa. Las gafas del chico pelinegro eran lindas y hoy llevaba un lindo suéter azul marino, quizás dos tallas más a la adecuada, con pantalones de vestir negros. En cualquier otra persona se vería terriblemente mal y se burlaría en su cara, pero no en él. En él todo se veía bien y lo hizo sonreír dentro de ese lugar.
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Entre cartas y constelaciones [ MINWON / MEANIE ]
Fanfic"El universo es tan vasto que el tiempo parece una ilusión. Aveces me pregunto si nosotros, aquí en la tierra, también somos una ilusión. "Nuestras vidas, nuestras ilusiones, son sólo destellos breves en un cosmo infinito y sin embargo esas breves c...