CAPÍTULO 4

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Rhett


Esperamos la llegada de sus amigos y Piero estuvo de acuerdo con ayudar en todo a nuestro hijo, por lo que sin perder tiempo se pusieron manos a la obra. Apenas lleva horas aquí y ya tiene todo preparado para empezar la cacería. Lo miro dando órdenes y es inevitable no ver a Dalia en él, me hace acordarme de los días antes de que él llegara a nosotros, aquellos tiempos cuando mi mujer se ganó su trono y, a comparación con lo que tenemos hoy, era solo la cuarta parte. Ella sin duda marcó un antes y un después no solo en mi vida, también en la famiglia.

—Piero, ¿dónde fue la última vez que la vieron? —pregunta Dante con la vista en su móvil.

—En casa de Anna.

—¿Por qué estaba sola?

—Hay mucho que no sabes... Love es una mujer independiente, capaz de cuidarse sola, ya no tiene guardaespaldas. —Piero le entrega la tablet donde se tiene el video de la última vez que la captó una cámara.

Vi ese maldito video cien veces buscando alguna pista, grabé cada cuadro en mi mente y nada. Después de la cámara de seguridad de la casa de Anna no hay nada, la señal de su teléfono se pierde allí y no se la ve cruzar otra cámara, es como si se hubiera esfumado por arte de magia. Nadie vio nada, por más que torturé, soborné y amenacé. Mi hija no apareció.

—Debo ir al lugar —sentencia mirando aún la pantalla del aparato.

—Nosotros fuimos —agrega Dalia con la mirada perdida.

Esto es tan duro para ella, aunque trata de ocultarlo. Jamás la había visto así, ni cuando Dante se fue.

Dalia lloró, se lamentó, pero entendió que hay que cosas que se deben hacer solos, en cambio yo, lo busqué incansablemente, hasta que di con él en el cuerpo de Marines. Lo vi de lejos, un maldito hijo de puta lo tenía pisando su cuello en medio de un charco de barro, al lado suyo había más jóvenes pasando la misma situación, fue denigrante verlo así, podía sentir la rabia en mi garganta, quería vomitar y quise dispararle desde donde estaba, pero Killiam me persuadió de hacerlo.

Ese día algo cambió en mí, no sé decir exactamente qué, pero ya nada era igual, perdí la mitad de mi corazón y juré no buscarlo; si él quería volver, que lo hiciera por su propio pie. Nunca pensé encontrarme en esta situación.

«Era el maldito capo, el más joven que jamás ascendió a la silla, me casé y formé una familia. La Yakuza me respetaba ¡carajo!, si me casé con su princesa y mi nombre ya no solo era sinónimo de miedo, ahora también era de respeto».

Y aquí estaba, jodido, sin saber cómo recuperar a la otra mitad de mi corazón, era como si la vida me estuviera jugando una broma macabra, me devolvía un hijo y me quitaba otro, aunque la vida no me la quitó en este caso, fueron manos terceras, manos que cortaré, mutilaré y dejaré hecho nada.

—Anna no sabe cómo entraron en su casa, pero lo hicieron. Horas después despertó en su cocina con un fuerte dolor de cabeza, fue cuando llamó para alertarnos de que algo no estaba bien. Le hicimos análisis de sangre, en un principio salieron normales, pero repetimos el procedimiento y fuimos un poco más exhaustivos, salieron positivos a un fuerte sedante. —Le enseño los resultados en la tablet—. Asumimos que las drogaron a ambas, las cámaras estaban apagadas y rotas. Fue un plan bien tramado y calculado. Además, trataron de ocultar y muy mal en partes porque lo descubrimos rápido, un jodido vuelo que fue autorizado de Baja California, México, estuvo solo horas aquí, luego retornó de donde partió, todo en la misma hora estimada en la que Love desapareció. Es todo lo que sabemos al respecto. Maté a los de control aéreo y a todo aquel que autorizó ese vuelo y trató de encubrirlo.

Dinastía, Ruleta Rusa 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora