CAPÍTULO 6

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Love


Abro mis ojos y todo sigue a oscuras. Me duele la herida en mi pierna, aunque me curaron y me han atendido, la fiebre no me ha dado tregua. El lugar es tan sucio que seguro tengo una infección y para cómo va mi suerte, seguro voy a morir de una septicemia.

Me levanto de la colchoneta en el suelo y camino como puedo hasta la puerta, me agacho, vaya que duele hacerlo.

—¡Mierda!

Veo por el pequeño hueco que hay en la puerta y el pasillo con la luz tenue de pronto se va iluminando, alguien viene. Me pongo de pie torpemente, me agarro mi muslo, la tela que me cubre está llena de sangre y el dolor vuelve. Aprieto con fuerza mi herida y la puerta se abre de golpe.

—¿Qué haces parada? ¡Mierda! —dice mi verdugo en español, gracias a Dante puedo comprender a la perfección a mis captores, algo que nunca le agradeceré, por suerte—. Vuelve a tu lugar, maldita perra, no voy a permitir que mueras en mis manos.

Me toma del brazo y me obliga a caminar, me ayuda a volver a la colchoneta sucia y me deja ahí.

—Entonces déjame ir o llévame a un hospital.

—El patrón envió por un médico, pronto vendrán a revisarte.

—Si me les muero, están acabados. —Río mirándolo a los ojos.

—Cómo se ve que eres una niña rica, no aguantas ni una herida.

—¡Me disparaste y me dejaste en un lugar donde la higiene no existe, imbécil!

Veo que alguien entra detrás de él, un maletín de esos que llevan los doctores consigo es dejado a mi lado y cierro los ojos, mierda, esto va a doler. Dejo que mi mente vuelva a mi lugar seguro y haga su trabajo en mí.


«—¡Woww! —exclama dándome la mano en el último escalón.

—Nuestra primera cita —musito mordiéndome el labio inferior.

—Sí, bebé. —Besa el dorso de mi mano y me guía hasta la entrada.

—¿Saldremos a la calle? —pregunto cuando veo el Jeep sin su lona.

—No hay peligro, podemos hacerlo.

—Pero...

—Tranquila, no iremos a un lugar público, tengo otros planes y a donde vamos es seguro y podremos estar tú y yo.

Lo miro asombrada mientras cierra la puerta de la casa, luego abre la puerta del copiloto. Sonriendo tomo su mano para permitirle ayudarme a subir.

—Eres un príncipe salido de un cuento —digo completamente entusiasmada con sus detalles.

—La verdad es que no lo soy, solo que...

—Conmigo eres bueno —alego y él se queda en silencio, después de dos segundos cierra la puerta y toma su posición.

¿Dije algo malo?

Veo cómo toma su lugar y me regala una sonrisa antes de ponerse en marcha. Creo que no le gustó mi comentario, pero es que no dije nada malo, ¿o sí? Bueno, conmigo él es diferente o tal vez no lo conozco tanto como pienso o solo conozco las partes buenas, después de todo, nuestra familia no se maneja en el lado bueno de la sociedad. Agacho mi cabeza e intento disfrutar todo y dejar de pensar tanto, no obstante, a la vez siento que quiero saber más, lo bueno, lo malo y lo peor, aunque no me guste.

Dinastía, Ruleta Rusa 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora