CAPÍTULO 1

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Cómo es bien sabido, existe dos géneros sexuales básicos en la evolución humana, el femenino y el masculino, sin embargo, existe un tercer género el cual es el intersexual. Este género se otorga cuando un hombre posee características sexuales femeninas internas, es decir, posee un órgano reproductor femenino en vez del masculino, de igual manera, ocurre el mismo caso en las mujeres, solo que a ellas se le agranda un poco el clítoris al punto de parecer un pene.

A los hombres intersexuales se les llama donceles y a las mujeres hermafroditas.

Takemichi Hanagaki, hace parte de ese tercer género. Es un doncel de 26 años y tiene una hija de 12 años producto del abuso sexual que sufrió por parte del chico que lo acoso a él y a sus amigos en sus años de secundaria, su nombre es Hanabi, pero de cariño le llama Hana o "Pedacito de Sol".

Años atrás, cuando se enteró que estaba en estado, tomó los pocos ahorros que tenía y huyó de casa por temor a las represalias de su padre y que esté lo obligará a abortar a su bebé.

En ese tiempo, aunque los intersexuales eran aceptados, todavía existían personas que los discriminaban y los veían como aberraciones y lastimosamente para él, su padre estaba entre esa gente. Su madre por el contrario siempre lo trató con mucho amor, es más, le decía constantemente que su condición en vez de ser una maldición era una gran bendición, ya que, el sentir como una nueva vida crece dentro de ti y ver cómo la traes al mundo era una de las experiencias más maravillosas que un ser humano debía de vivir y el día que tuvo a su niña pudo confirmar las palabras de su madre.

No obstante, aunque encontró un sitio más o menos decente y trabajo en diferentes lugares a tiempo parcial, el dinero a duras penas le alcanzaba para el alojamiento y la comida y los pocos ahorros que le quedaban ni siquiera alcanzaban para comprarle una muda de ropa a su bebé para cuando naciera. Por ello, recurrió al trabajo más antiguo, pero mal visto de los tiempos humanos: la prostitución.

Todas las noches, desde las 8:00 p.m. hasta las 4:30 a.m. Takemichi sale a trabajar como prostituto o si tiene suerte como simple doncel de compañía, sin embargo, para no levantar sospechas y generar rumores también encontró trabajo en una tienda de CD 's, de esa manera, se ganaba doble sueldo, tendría más ingresos y ahorraría mucho más para el futuro de su hija. Obviamente tenía que ir mensualmente a realizarse sus exámenes de rutina y descartar cualquier enfermedad. Suerte que su seguro médico pagaba la mitad de ellos.

No fue fácil adaptarse. El conseguir quien le cuidara a su niña por las noches y el acostumbrarse a tratar con todo tipo de clientes, desde los más fantasiosos hasta los más violentos fue un proceso muy duro. Afortunadamente pudo obtener ayuda de una linda señora de la tercera edad llamada Tamayo, quien en su juventud también laboró como trabajadora sexual y le recomendó la zona norte de Shibuya, zona en donde se reúnen hasta el día de hoy los mafiosos de la ciudad para descargar sus tenciones y estrés con sexo, y le dio recomendaciones muy útiles para tratar con ellos. Dejó de cuidar a Hana cuando ella cumplió 10 años, ya que, considero que su niña ya estaba en edad de empezar a estar sola en casa, no obstante, de vez en cuando pasaba por su casa y pasaba el día o la tarde con ella.

Quizás no es la gran vida que imaginó y los trabajos a los que se quería dedicar, pero mientras a su hija no le faltara la comida, la educación, un techo donde dormir y la vestimenta, se sentía tranquilo y satisfecho.


"¿Qué haré de cenar esta noche?"


Pensaba mientras esperaba el tren que lo llevaría al supermercado en donde le gustaba hacer las compras del mes, ya que, los lunes, miércoles y sábados hacían rebajas hasta del 50% de descuento.


"Hana nunca ha probado el brócoli, así que un poco de eso bañado en salsa blanca más con puré de papas y carne no estaría mal y de tomar un rico jugo de naranja, total, debo de enseñarle a comer de todo para que el día que se quede en una casa ajena no pase pena por ser quisquillosa con la comida".


El tren ya estaba a punto de llegar, todos los pasajeros se posicionaron en la línea de embarque, sin embargo, lo que Takemichi ignoraba es que alguien se abría paso hacia él y cuando por fin estuvo a su lado, lo empujo tan fuerte que hizo que se cayera a las vías, los

presentes estaban horrorizados, el tren ya no tenía tiempo para frenar por lo rápido que iba y en ese instante, mientras Takemichi era cegado por la luz de la máquina y las lágrimas caían por sus mejillas, solo un nombre junto con el recuerdo de una brillante sonrisa llegó a su mente.


"Hana.... Hanabi"

MI MOTIVO DE VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora